Los egipcios están llamados hoy a las urnas en unas elecciones presidenciales en las que ya se sabe de antemano quien va a ser el ganador, el mariscal de campo, Abdelfatah al Sisi, en el poder desde que encabezó el sangriento golpe de Estado en el 2013 contra el entonces presidente electo Mohamed Mursi, en la cárcel junto a 60.000 presos políticos más. Los centros de voto permanecerán abiertos durante tres días. Al Sisi ha hecho un llamamiento a la participación en medio de un deterioro de la economía del país y de una espiral de violencia protagonizada por grupos yihadistas, fuertes en la península del Sinaí.

De 63 años, Al Sisi, que compite únicamente contra otro candidato sin opción alguna -aquellos que le podían haber hecho frente han sido forzados a abandonar la carrera a la presidencia, como el exmilitar Sami Anan- aspira a un segundo mandato y recoge en su propuesta estabilidad y seguridad, lo que el país no ha tenido a lo largo de sus primeros cuatro años al frente del país. La oposición, silenciada o encarcelada, al igual que las organizaciones de derechos humanos, considera estos comicios una "farsa". Los mismo ocurría con las elecciones que celebraba en el pasado su antecesor, Hosni Mubarak, echado del poder como consecuencia de las revolución del 2011.

ÚNICO RIVAL

Desde primeras horas de la mañana grupos reducidos de personas se han acercado a los centros de voto. "Venimos a apoyar al presidente Sisi. Cualquiera que no participe en la votación es un traidor", ha dicho Saad Shahata, un funcionario de 76 años, en una mesa electoral en la provincia de Monofiya, al norte de El Cairo.

El único rival de Al Sisi es Moussa Mostafa Moussa, afín al propio Al Sisi y considerado un figurante. El partido Ghad de Moussa mostró su apoyo a la candidatura del militar para su segundo mandato antes de decidir presentar en el último minuto su candidatura, para evitar que la del actual presidente fuera la única. "La importancia de las elecciones presidenciales esta vez no es una competencia feroz o una verdadera batalla (electoral), sino un mensaje para el mundo de que Egipto está en camino a una fase de recuperación", ha escrito el diario estatal 'Al Ahram'.

Desde que Al Sisi se hizo con el poder Egipto vive sumido en una fuerte represión política y policial. Los tribunales han dictado sentencias de muerte contra cientos de partidarios de los Hermanos Musulmanes, entre ellos el mimso Mursi, el primer presidente electo democráticamente en la historia de Egipto. Los partidarios de Al Sisi -que incluyen a las potencias occidentales y a la mayoría de las dinastías árabes del Golfo- afirma dicen que las medidas de austeridad implementadas por el presidente son necesarias para mantener al país estable a medida que se recupera del caos político.

RESULTADO DE RÉCORD

Al Sisi ganó las elecciones de hace cuatro años con casi el 97%, todo un récord, ni siquiera superado en el pasado por Mubarak, el expresidente tunecino Ben Ali o el presidente de Siria, Bashar al Asad. En los comicios del 2014 la participación no llegó al 50% del electorado.

El Movimiento Democrático Civil, una coalición política de la oposición, criticó el discurso que hizo Al Sisi el pasado mes de febrero en el que advirtió a cualquiera que intentara desafiar su gobierno y manifestó que nunca más volverá a ocurrir en el país una revolución como la que derrocó a Mubarak. En una carta enviada al equipo de política exterior del presidente estadounidense Donald Trump, el Grupo de Trabajo sobre Egipto, un grupo bipartidista de especialistas en política exterior de Estados Unidos, calificó de "elección ficticia" los comicios de hoy y recordó que se celebran en un contexto de violaciones masivas de los derechos humanos. "Le instamos a no tratar esta elección como una expresión legítima de la voluntad del pueblo egipcio y qye se abstenga de ofrecer elogios o felicitaciones", dijo.