Al celebrarse en el ecuador del mandato, las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 26 de mayo se plantean en Francia como un referéndum sobre la gestión de Emmanuel Macron en los dos años que lleva en el Elíseo. Los resultados deberán leerse en clave nacional. De ellos dependerá la marcha del resto de la legislatura e incluso el escenario de las próximas presidenciales.

La formación del presidente, La República en Marcha (LREM), y el partido de la ultraderechista Marine Le Pen, Reagrupación Nacional (antiguo Frente Nacional), pelean encarnizadamente por la primera plaza y, según el último sondeo del instituto Ifop, LREM y RN empatarían con un 22,5%. El electorado de Le Pen está más movilizado que el de Macron, a quien las encuestas le auguran un voto de sanción, dado que la mitad de los electores usará su papeleta para mostrar su descontento con el Gobierno.

En este nuevo enfrentamiento, los dos antiguos rivales de la segunda vuelta de las presidenciales del 2017 se juegan algo más que el número de escaños en Estrasburgo. Cuando aun no se ha apagado la crisis de los chalecos amarillos -que ha sacado a la calle a la Francia que no llega a fin de mes- si el partido de Le Pen superar al de Macron, el presidente verá su mandato hipotecado y el peso europeo de Francia mermado.

"El riesgo que corre Macron si la candidatura de LREM no llega en cabeza es que Marine Le Pen le dirá durante lo que le queda de mandato que no tiene la legitimidad de los franceses y que la próxima presidenta de Francia será ella", sostiene el politólogo Christian Lequesne en conversación con este diario.

NACIONALISMO Y GUERRA

Consciente de ese peligro, el presidente ha entrado en campaña disparando directamente contra su principal adversaria. "La candidatura de RN es la de la destrucción de Europa. Yo soy patriota francés y europeo, ellos son nacionalistas. Es diferente. Y el nacionalismo, como dijo François Mitterrand en uno de sus últimos discursos, es la guerra", afirmó en la cumbre informal que los 27 celebraron en Sibiu (Rumanía) el pasado 9 de mayo.

Y añadió: "Cuando vemos una China cada vez más fuerte y que Estados Unidos intenta imponer sus puntos de vista al resto del mundo, necesitamos de todo salvo que Reagrupación Nacional llegue en cabeza. Pondré toda mi energía para que no lo haga".

Marine Le Pen recogió el guante de inmediato y dijo que Macron debería irse si pierde el 26 de mayo. "El presidente convierte estas elecciones europeas en un referéndum a favor o en contra de él. Muy bien, lo acepto. Pero en estas condiciones tendrá que estar a la altura, la honestidad y la dignidad del general De Gaulle y tendrá que irse si efectivamente pierde", explicó en la emisora France Info.

ALIANZAS

El antiguo Frente Nacional -que en las elecciones europeas del 2014 fue el partido más votado, con el 24,8% de los votos y 24 de los 74 escaños que le correspondían a Francia, según datos del Ministerio del Interior- apuesta por rentabilizar el auge de los extremismos en Europa para fraguar alianzas transnacionales que refuercen su liderazgo en Francia.

Su cabeza de lista es el joven Jordan Bardella, estudiante de geografía de 23 años, criado en la banlieue parisina y con un ascenso meteórico en el partido mientras que el cartel de LREM lo lidera la ex secretaria de Estado de Asuntos Europeos de 55 años Nathalie Loiseau, una diplomática que no encandila a las masas y ha tenido algún tropiezo con su pasado, como reveló el diario Mediapart al publicar que, quien se presenta como la abanderada del combate contra el populismo, figuró en una lista de extrema derecha siendo estudiante de Ciencias Políticas.

MOVILIZACIÓN DEL GOBIERNO

El presidente ha acudido en su auxilio movilizando al Gobierno en pleno para que los ministros arropen a Loiseau en estas dos semanas de campaña y dando una pátina verde al programa electoral para atraerse el voto ecologista.

En un contexto de gran volatilidad, será clave el resultado del partido conservador Los Republicanos. Su candidato, François Xavier Bellamy, un profesor de filosofía de 33 años representante de la derecha católica, podría atraer al elector que no termina de identificarse con Macron. Ipsos le da una intención de voto del 14%.

Una de las pocas certezas es que la participación será escasa. En baja constante desde 1979, se prevé que sólo acuda a las urnas el 43% del censo. Los comicios servirán también para evaluar el estado de salud del resto de partidos de oposición, especialmente de La Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon, a quien los sondeos atribuyen un 10% de los votos, y del Partido Socialista, que corre el riesgo de no superar la barrera del 5% imprescindible para entrar en el Parlamento Europeo.