En un hecho que puede ser considerado como histórico para Japón, el emperador Akihito pronunció su último discurso de Año Nuevo antes de su abdicación en abril de 2019 y afirmó, que rezaba por la paz en el mundo ante decenas de miles de personas.

Según el Palacio Imperial, más de 72.000 personas se congregaron en la residencia real y muchas más seguían acudiendo para la última oportunidad de ver al emperador, de 85 años, pronunciar su tradicional mensaje de año nuevo. Akihito será el primer emperador japonés que abdica en unos dos siglos. Sus tres décadas de reinado concluirán el 30 de abril.

"Me alegra sinceramente celebrar el nuevo año junto a ustedes bajo este cielo despejado", dijo a los miles de asistentes, muchos de los cuales enarbolaban banderas japonesas y gritaban "larga vida". Y agregó Akihito, flanqueado por la emperatriz Michiko y otros familiares: "Rezo por la paz y la felicidad de la gente de nuestro país y del mundo".

La tradición del emperador era pronunciar un mensaje de buenos deseos cada año y se prevé que aparezca en cinco ocasiones más, para poder dirigirse al máximo de asistentes posible. Entre los presentes, algunos gritaron "¡muchas gracias!" cuando el emperador saludó, y otros entonaban el himno nacional. Una mujer en la primera fila derramó algunas lágrimas al mirar hacia el balcón en el que se encontraba Akihito.

UN EMPERADOR PACIFISTA

Akihito sorprendió al país en 2016, cuando anunció su deseo de abdicar, señalando su edad y problemas de salud. Su hijo mayor, el príncipe Naruhito, lo sucederá en el trono el 1 de mayo, dando continuidad a la familia imperial más antigua del mundo.

La figura del emperador es sensible en Japón debido a las guerras libradas en el siglo XX en nombre de Hirohito, fallecido en 1989. Akihito asumió un papel más moderno como símbolo del Estado, impuesto tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en tanto que otros emperadores anteriores, entre ellos su padre, habían sido tratados casi como deidades.

El emperador Akihito ha usado sus discursos y viajes para expresar sus visiones pacifistas, contrarias al agresivo expansionismo de Japón durante el mandato de su padre. También ha intentado que la casa imperial sea más cercana al pueblo y visitó con frecuencia a las poblaciones menos favorecidas y a las familias víctimas de desastres naturales.