Azim dice que ahora está mucho más tranquilo, pero que antes lo ha pasado bastante mal. Dudó si al final lograría salir del campo de refugiados de Pazarkule -paso fronterizo entre Turquía y Grecia- donde desde el viernes de la semana pasada se han concentrado miles de migrantes y refugiados a la espera de entrar a Europa. Al final lo consiguió. «Me ha costado, pero he podido escapar por allí», explica mientras señala los campos de cultivo y árboles que se divisan al fondo. «Los militares turcos han bloqueado todas las entradas y salidas, y esa era la única vía de escape. Durante toda la mañana la policía griega ha estado lanzando gases lacrimógenos», añade el paquistaní.

Lo más difícil para este refugiado empieza ahora. Fuera de Pazarkule, donde durante los últimos días no había apenas comida, no tiene adónde ir ni con quién juntarse. Azim se ha quedado completamente solo. «No sé qué voy a hacer ahora. Tengo que decidirme. Quiero cruzar a Grecia, pero parece imposible. La única opción que me queda es volver a Estambul. Pero no quiero. Lo dejé todo para venir aquí», añade. Trasladarse hasta Estambul es una de las opciones que han dado a los refugiados las autoridades turcas, según aseguraron algunos de ellos a este diario.

Según explicaron, militares turcos acudieron la noche del jueves al campo para notificarles que tenían dos opciones: intentar entrar en Grecia o ser trasladados a Estambul para, desde allí, regresar por su cuenta y riesgo a las provincias turcas donde estaban confinados. Ayer, en la carretera que lleva a Pazarkule, circulaban decenas de autobuses. Entraban al campo vacíos y salían llenos hasta la bandera.

Hundir barcas

En todo caso, Erdogan ya dijoque la presión seguirá: «No tenemos tiempo de discutir con Grecia sobre si la puerta está abierta o cerrada. Los refugiados irán como puedan, no estamos expulsándolos. Esta gente se va por voluntad propia. Grecia los tortura y hunden barcas en una actitud brutal», dijo el jueves. En Pazarkule, la actitud es parecida: «Rezad europeos para que el pacto entre Erdogan y Putin sea real», dice un policía de la región. «Ahora veis qué pasa cuando nosotros tenemos problemas. Que abrimos el grifo. El problema de los refugiados no es nuestro. Es de todo el mundo ¿Por qué tenemos que cargarlo nosotros?». adrià rocha