Mientras Siria se asfixia bajo el uso de armas químicas la ONU prosigue con su teatral e inútil danza diplomática. Con Rusia opuesta al borrador de una resolución preparado por el Reino Unido, Francia y Estados Unidos, este jueves los miembros del Consejo de Seguridadseguían negociando un texto que pretende condenar y exigir una investigación del último y brutal ataque químico, que el martes dejó más de 80 muertos en la provincia de Idleb. Y aunque esasnegociaciones se abrieron "de buena fe" según el embajador francés, François Delattre, fuentes diplomáticas admiten que haypocas opciones de alcanzar un compromiso.

Esas grises perspectivas acercan la posibilidad de que el texto, que apoya una investigación de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas y pide al Gobierno sirio que ofrezca información sobre sus operaciones militares en el día del ataque, se someta avotación incluso sabiendo que no saldrá adelante. Y tras esa iniciativa está la idea de que Rusia, que prácticamente con toda seguridad ejercería su poder de veto para frenar la resolución, quedemarcada públicamente por su posición y su blindaje de Bashar el Asad en el organismo internacional.

Delattre ha declarado que ejerciendo el veto Moscú se granjearía “unaterrible responsabilidad frente a la historia”. Y ha insistido también en que es “necesario un texto robusto. Hay (elementos) fundamentales que no podemos comprometer cuando se trata del barbárico asesinato de civiles, entre ellos muchos niños, con armas químicas”, ha dicho.