Luca Varani, de 23 años, prostituto ocasional, no murió por la cuchillada en la garganta, asestada porque segun sus asesinos “gritaba demasiado” y “no acababa de morirse del todo”, sino por el conjunto de torturas que le infligieron Manuel Foto y Marc Prato, cuando querían ver “qué se siente cuando se mata”.

La orden del juez para las diligencias previas (GIP) de mantenerlos en prisión, después de leer el informe de la autópsia, desbarata la defensa de Manuel, que apuntaba al hecho de que el golpe que le mató fue sólo la cuchillada final. Luca “murió por todas las torturas que precedieron su muerte”, escribe el juez Riccardo Amoroso, en referencia a los estrangulamientos, los numerosos martillazos a la cabeza y cuchilladas en el cuerpo. De manera que Manuel y Marc son, por ahora, cómplices de la muerte de Luca, al que habían invitado a unirse a la fiesta a cambio de un centenar de euros.

El alucinado y alucinante suceso ocurrido en Roma durante la pasada semana, tras cuatro días de orgias, drogas de todo tipo, incluída una de las conocidas como 'droga caníbal' y alcohol, en los que en momentos distintos participaron unas 10 personas, mantiene a tope la audiencia de numerosos programas de televisión y páginas de diarios.

Se debate si es aceptable que los telespectadores sean alejados de otras cuestiones, en apariencia más nobles, o si resulta sano y saludable destripar la vida real de unos jóvenes que en el fondo mataron por aburrimiento vital, tal vez por el tedio que retrata el escritor suicida Cesare Pavese en “El oficio de vivir”.

En las siete páginas del oficio judicial que mantienen a Manual y Marc en prisión, el juez habla de “delirio sádico”, de “un cruel deseo de maldad” y de “modalidades pavorosas (del asesinato)”. Por esta razón y porque considera a los asesinos como “privados de sentimientos de piedad y por eso peligrosos” y, además, capaces de “repetir lo hecho”, deben permancer en la cárcel. Les acusa de homicidio voluntario, aunque de momento sin premeditación, ya que las versiones que han facilitado los dos se contradicen.

EL BLOG DEL PADRE

“Con la ayuda del Señor nos preparamos para atravesar esta tempestad”, escribe Ledo, padre de Marc, en su blog, en el que explica que “en estos largos años he intentado trasmitir a muchos esperanza, confianza, construcción de belleza y defensa de los valores fundamentales de la vida”. La toma también con la prensa, a la que acusa de “haber reducido a jirones la vida de tres familias”, sin referirse nunca a su hijo, que, atiborrado de alcohol y droga estranguló y cortó las cuerdas vocales de otro joven.

Tras el primer interrogatorio, Manuel y Marc han querido puntualizar mejor los hechos ocurridos durante cuatro días en el décimo piso de un edificio en el este de Roma. Explican que Marc estuvo siempre, durante los cuatro días, vestido de mujer y que tras “haber mantenido una relación sexual a tres”, la noche subió de tono y dieron a Luca un fármaco que le hizo daño, lo que molestó a Manuel que dijo al amigo: “Este cabrón debe morir”.

“Manuel quería simular una violencia a un prostituto varón”, relata en el interrogatorio Marc. En el segundo interrogatorio, probablemente aleccionado por sus abogados, Marc ha añadido que se sentía “amenazado por Manuel”, lo que sin embargo no impidió que, una vez muerto Luca, ambos taparan el cadáver con una manta (“su vista me molestaba”, diría Manuel) y se acostaran “abrazados”.