Después de dos décadas de hostilidades y relaciones diplomáticas rotas, Etiopía y Eritrea han firmado el «fin del estado de guerra» y preparan una declaración «de paz y amistad» en la capital eritrea, Asmara. El acuerdo fue alcanzado en el Parlamento el lunes pasado por el presidente eritreo, Isaias Agwerki, y el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, que con su reunión histórica, la primera en 20 años, abrieron la puerta a una nueva era en la que «ambos países trabajarán para promover una cooperación cercana en las áreas políticas, económicas, social, cultural y de seguridad», según declaró el ministro de Información eritreo, Yemane G. Meskel.

Los dos países llevaban enfrentados desde que, después de que Eritrea se independizara de Etiopía en 1993, tensiones fronterizas acabaran en una guerra que se libró entre 1998 y el 2000. Se produjeron decenas de miles de muertos de ambas partes. Al firmar la paz, en el acuerdo de Argel del 2000, ambas partes se comprometieron a aceptar las líneas fronterizas establecidas por la Comisión de Fronteras de Etiopía y Eritrea. Sin embargo, Etiopía cambió pronto su posición cuando la comisión decidió conceder a Eritrea la ciudad de Badme, que se convirtió en el epicentro de la guerra. Las relaciones entre ambos países africanos no avanzaron hasta la llegada de Abiy el pasado abril.

Otros avances diplomáticos fueron la reapertura de las líneas aéreas entre los dos países y el desarrollo conjunto de los puertos eritreos, una de las prioridades de Abiy desde que llegó al poder. El Gobierno español ha expresado su felicitación por el histórico acuerdo de paz. «El Gobierno de España desea mostrar su gran satisfacción» por la paz, señala una nota de Exteriores.