Desde que el partido Ley y Justicia (PIS), liderado por Jaroslaw Kaczynski, se hiciera hace año y medio con las riendas del gobierno en Polonia el malestar en Bruselas no ha dejado de crecer. Lo primero que hizo el ejecutivo ultraconservador nada más llegar al poder fue lanzarse a legislar para aumentar su control sobre los medios de comunicación y el Tribunal Constitucional. Una estrategia política que ha entrado en julio en una nueva fase con otra reforma legislativa que una vez en vigor permitirá al Gobierno remodelar también a su antojo el Tribunal Supremo.

La semana pasada el Parlamento polaco ya adoptó dos leyes que, según la oposición, debilitarán la independencia e imparcialidad del Tribunal Supremo, al someterlo al control del Gobierno y extendiendo el control del ministerio de justicia en los tribunales regionales y de apelaciones, y esta semana se ha iniciado el debate de un tercer paquete legislativo que permitirá al ministerio de Justicia cesar a los jueces del Supremo y nombrar directamente a los sucesores. Una forma, denuncian, de dejar bajo la tutela del Gobierno al consejo nacional de la magistratura.

CONTRA LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

“No solo es una violación de la Constitución polaca sino que va también contra los principios fundamentales de los Tratados de la UE. Y peor, dado que el Tribunal Supremo es también la instancia que valida las elecciones, las medidas no solo significan que el Estado de derecho se ha abolido en Polonia sino que no se pueden garantizar elecciones democráticas”, han arremetido los líderes de los principales partidos de la Eurocámara: PPE, PSE, Liberales, Izquierda Unitaria y Verdes.

El enfado y el temor es tal que el presidente Antonio Tajani ha escrito este miércoles a su homólogo polaco, Andrzej Duda, trasladándole la preocupación del Parlamento, alertando de que el nuevo paquete legislativo amenaza la separación de poderes en Polonia y pidiéndole que no rubrique las nuevas leyes. “En vista de la situación de urgencia, y a peticion de una amplia mayoría de los líderes de los grupos políticos del Parlamento Europeo, tengo que enviarle una señal de preocupación”, expone.

DEBATE EN LA COMISIÓN EUROPEA

En la Comisión Europea son muy conscientes de la deriva autoritaria en la que se ha embarcado Polonia tras la entrada en escena del PIS, una formación integrada en la bancada del grupo de losConservadores y Reformistas Europeos (ECR) en la que se sientan también los tories británicos. Hace un año Bruselas abrió un procedimiento de infracción para determinar si las reformas anteriores suponían o no una amenaza al estado de derecho en la Unión Europea pero los contactos, cartas y reuniones de los últimos meses no han dado los resultados esperados y los desafíos no han cesado.

A Bruselas solo le queda activar el “botón nuclear”, tal y como se conoce al artículo 7 del Tratado, que puede desencadenar la retirada del derecho de voto en el Consejo cuando se constata una violación grave.

Una herramienta que nunca hasta ahora se ha utilizado y que en la Comisión Europea se resisten a utilizar porque introducirla sin garantías de solución, estiman, podría contaminar el debate sobre el brexit y provocar un nuevo quebradero de cabeza con un gobierno que no forma parte de ninguna de las grandes familias políticas europeas.

En la CE, admiten, que Varsovia se ha convertido en un problema sistémico con pocos visos de solución. De momento, este miércoles, el vicepresidente, Frans Timmermans, hará balance de la situación ante el colegio de comisarios. Su apuesta por la vía diplomática no ha tenido éxito y aunque la posición oficial es esperar a que los cambios legislativos cristalicen las voces que reclaman una actuación urgente se multiplican. “Urgimos a la Comisión a actuar y a dejar claro que la adopción de esas leyes tendrá consecuencias”, reclaman los cinco de los grandes grupos.