Las simpatías en Bruselas hacia Nigel Farage, el líder del eurófobo Partido por la Independencia de Reino Unido, son prácticamente inexistentes y el pleno extraordinario sobre el Brexit celebrado este martes por la Eurocámara ha permitido visualizar toda la rabia y el enfado que ha suscitado el resultado del referéndum celebrado el pasado 23 de junio. “Es la última vez que aplauden aquí. Estoy sorprendido de que estén. Los británicos han votado por irse. ¿Por qué están aquí?”, disparaba en medio de una gran ovación el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, nada más tomar la palabra.

No ha sido la discusión más bronca que ha enfrentado a Farage con los dirigentes europeos. Las ha habido mucho peores, pero nadie duda de que ha sido un debate muy especial dadas las circunstancias. El líder euroescéptico comparecía crecido. “Cuando llegué hace 17 años y dije que quería liderar una campaña para que Reino Unido abandonara la Unión Europea todos ustedes se rieron de mí. ¿Ahora se ríen verdad? Están tan tristes…”, señalaba con regocijo. “¿No es divertido?, cómo han cambiado las cosas!”, añadía dejando otra de sus habituales provocaciones sobre la mesa: “Reino Unido no será el último Estado miembro en abandonar la Unión Europea”.

Sus palabras conseguían arrancar algunos aplausos en la bancada euroescéptica -igual de satisfecha estaba la líder del Frente Nacional francés Marine Le Pen- pero también abucheos generalizados del grueso de los eurodiputados que le han reprochado, al igual que Juncker, sus continuas mentiras durante la campaña. “Déjese de cuentos. Claramente no ha dicho la verdad. Ha ocultado la verdad. Señor Farage, me ha encantado debatir con usted. Lamento que sea la última vez que podamos hacerlo”, se despedía Juncker.

El líder eurófobo ha reclamado a la Unión Europea una actitud “realista, adulta, sensata y pragmática” ante la negociación de una nueva relación entre Bruselas y Londres. “Si decidieran rechazar toda idea de mantener un acuerdo comercial adecuado las consecuencias serían peores para ustedes que para nosotros.

Incluso no tener un acuerdo sería mejor que el acuerdo podrido actual que tenemos”, recordaba Farage ante un pleno “triste” por el resultado. El referéndum nos ha cortado parte de nuestras alas pero seguimos volando. No vamos a quedarnos en tierra”, le respondía un Juncker que ha replicado a todos aquellos que piden su dimisión que ni está cansado ni enfermo y que seguirá “luchando hasta la muerte por una Europa unida”.

SIN NOTIFICACIÓN NO SE NEGOCIA

Tanto el presidente de la Comisión Europea como la Eurocámara han reclamado a Londres que active de forma “rápida y coherente” el proceso de divorcio para que las negociaciones puedan empezar lo antes posible porque mientras no haya notificación no habrá negociación. Y como ejemplo la directriz que ha dado Juncker a sus comisarios y funcionarios. “Les he pedido a los comisarios que no voy a aceptar ninguna conversación secreta y es un decreto presidencial”, anunciaba

Ambas instituciones son partidarias de ejercer una línea dura frente el gobierno británico para que activen lo antes posible el artículo 50 del Tratado -que regula la salida- aunque el democristiano luxemburgués admitía que se necesitará algo de tiempo para que aclaren la situación. “No digo hoy o mañana por la mañana a las 9 -por el miércoles- pero sí rápidamente porque no queremos un largo periodo de incertidumbre”. Es básicamente lo que pide la Eurocámara en una resolución aprobada con 395 votos a favor, 200 en contra y 71 abstenciones. Los eurodiputados piden a Londres claridad para evitar “un inseguridad jurídica perjudicial para todos” y advierten que solo cuando haya notificación puede empezar el proceso.

PRESIDENCIA BRITÁNICA

La declaración política también pide a la Comisión Europea que reasigne “con efecto inmediato” la cartera del comisario de Reino Unido -tras la dimisión de Jonathan Hill la semana pasada- y urge al Consejo -donde están representados los 28 gobiernos de la UE- a modificar el orden de las presidencia semestrales de la UE “para impedir que el proceso de retirada ponga en peligro la gestión de los asuntos corrientes de la Unión”. Se da la circunstancia de que Reino Unido debe asumir esta presidencia semestral de la UE en la segunda mitad de 2017 y la UE ya ha pedido al gobierno británico que aclare pronto sus planes.

El texto también pide “una hoja de ruta” para mejorar la unión, aprovechar al máximo el Tratado de Lisboa, y una revisión de los tratados a la que la Eurocámara contribuirá con informes sobre la capacidad presupuestaria de la eurozona y ajustes en la actual configuración institucional de la Unión Europea.