El terrorismo es veloz y Europa es lenta. Con esta claridad resumía hace unos meses un ministro de Interior europeo, el italiano Angelino Alfano, las condiciones con las que afronta la Unión Europea la principal amenaza que tiene delante. Los 28 gobiernos europeos han asumido que el terrorismo yihadista ha venido para quedarse y, por muchas reacciones en contra que haya, la respuesta debe primar la seguridad aunque suponga limitar las libertades más fundamentales. Este es el arsenal normativo, alumbrado o en preparación, con el que la UE trata de construir, sin mucho éxito hasta ahora, una eurofortaleza capaz de hacer frente al yihadismo.

REGISTRO EUROPEO DE DATOS DE PASAJEROS

Tras una década en negociaciones, los 28 dieron vía libre en abril a la creación de un registro europeo de datos de pasajeros. Se trata de un instrumento controvertido. Defendido a capa y espada por los gobiernos, que ven en él la panacea para seguir el rastro de los terroristas que salen y entran de la UE, pero criticado y bloqueado durante años en la Eurocámara por el temor a no garantizar una protección adecuada de los derechos. Los atentados de Paris y Bruselas atemperaron esas resistencias y la maquinaria institucional europea, pese a los reproches de algunos grupos, aprobó el instrumento.Los 28 tienen ahora hasta abril de 2018 para crear el registro aunque Bruselas aspira a que trabajen “urgencia”. Una vez en vigor, las aerolíneas estarán obligadas a transmitir los datos de los pasajeros, que podrán quedar guardados hasta cinco años.

INTEROPERABILIDAD DE LAS BASES DE DATOS

En la UE ya existen 8 sistemas de información y bases de datos para rastrear quién entra y sale del viejo continente. Instrumentos que están infrautilizados, con escasa interoperabilidad, y muy fragmentados que no han impedido por ejemplo que cientos de yihadistas salgan y regresen a su antojo, sin que las autoridades policiales se enteren. Actualmente hay tres sistemas de información centralizados; los tres se centran en ciudadanos de terceros países y dependen de que los gobiernos las nutran y mantengan actualizadas, algo que ha fallado en el pasado.

MÁS CONTROL DE ARMAS

Una de las últimas medidas aprobadas por los 28 -y a la espera de ser negociada con la Eurocámara- es la reforma de la directiva sobrearmas de fuego y explosivos para reforzar el control. La nueva norma nace, sin embargo, descafeinada y aguada debido a la presión ejercida por el lobby de las armas y las múltiples excepciones que los gobiernos han optado por mantener para salvaguardar tradiciones de caza. Los 28 llegaron a un acuerdo en junio, con la oposición de Polonia o la República checa, un país este último de 10,6 millones de habitantes y 775.000 armas.

REFUERZO DE EUROPOL

La UE cuenta con una oficina europea de policía en la que han creado este año un centro europeo de lucha contra el terrorismo que está dirigido por un español, el coronel de la guardia civil Manuel Navarrete, y con un objetivo: maximizar el intercambio de información operativa y estratégica contra el terrorismo. Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los 28, tal y como ha quedado sobradamente demostrado en los últimos 18 meses, es el intercambio de inteligencia. Hasta hace poco el 75% de la información de la que disponía Europol procedía solo de 4 Estados miembros. Ocho países desde septiembre de 2015 han restablecido loscontroles policiales internos en las fronteras.

CRIMINALIZAR A LOS COMBATIENTES YIHADISTAS

Algunos de los ataques más recientes han estado protagonizados por jóvenes nacidos y criados en Europa que viajaron a zonas de conflicto. Bruselas presentó a finales del año pasado una propuesta para actualizar la directiva sobre terrorismo. El objetivo: incluir en la lista de penas la formación, viaje e intento de viaje a zonas de conflicto para participar en actividades terroristas, así como financiar y facilitar el viaje. Según las estimaciones, unos 5.000 europeos han viajado a Siria o Irak y un 30%, según el ICCT, han regresado. Algunos países ya castigan estos supuestos. Es el caso de Francia, Reino Unido, España, Alemania, Bélgica o Italia entre otros pero hay países que siguen remoloneando.