«El plan que tiene la derecha es proscribir a nuestro partido, pero fracasaron», dijo ayer Evo Morales después de que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), le haya incluido como candidato a senador en las elecciones del 3 de mayo. Morales, actualmente refugiado en Argentina, había denunciado presiones de todo tipo para sacarlo de la competición electoral por parte del Gobierno interino derivado del golpe de Estado del 10 de noviembre.

Luis Arce y David Choquehuanca, los exministros de Economía y Exteriores, respectivamente, encabezan la fórmula electoral del MAS que peleará por la presidencia.

El exmandatario fue añadido a la lista de aspirantes por Cochabamba -la región donde emergió como líder cocalero décadas atrás- al borde del cierre de la inscripción ante el órgano electoral. Previamente, la policía intentó arrestar a su abogado, Wilfredo Chávez, quien debía entregar la documentación de su cliente ante las autoridades que convocan a los comicios. Chávez, dijo Morales, se encuentra «a buen recaudo» en la embajada argentina en La Paz. Antes de que el abogado fuera a la sede diplomática, fue detenida la apoderada de Morales, Patricia Hermosa, acusada de «sedición» y «terrorismo».

El Consejo Electoral puede rechazar la candidatura de Morales si todos sus papeles no se encuentran en regla. Esa posibilidad ha sido sugerida por el exjefe de Estado. «Presenté toda mi documentación en 1997, 2002, 2005, 2009, 2014 y 2019. Fui habilitado candidato sin ninguna observación. Saben que cumplo todos los requisitos legales, por eso roban mi libreta de Servicio Militar. Quieren silenciarme».

El MAS ha sido el primer partido en presentar listas de candidatos. «Tal vez no todos han quedado satisfechos, pero es hora de la unidad, del voto consciente y reflexivo para recuperar la democracia y la Patria», dijo Morales. El partido que gobernó Bolivia casi 14 años -durante los cuales se llevaron a cabo reformas que permitieron reducir en 30 puntos la pobreza- competirá en las elecciones contra dos grandes coaliciones de derecha y una más del centro político.

La mandataria provisional, Jeanine Áñez, representará a uno de los bloques ultraconservadores. El otro es el que tiene como cabeza a Luis Camacho, el dirigente de Santa Cruz, la región hostil a Morales desde el 2006, y que encabezó las protestas que desembocaron en la alteración institucional. De acuerdo con las encuestas, un 30% de los bolivianos volverían a votar al MAS.