"Cómo lo hizo?". La pregunta que asaltaba a los uruguayos era compartida aunque de manera indignada por la misma Italia. Rocco Morabito, tiempo atrás el jefe de la mafia calabresa, conocida como 'Ndrangheta, se fugó de una cárcel montevideana. El escape tiene ribetes cinematográficos en un país donde, en 1971, otros presos, los guerrilleros tupamaros, abandonaron el Penal de Punta Carretas de la capital sin disparar una sola bala. La noticia de la fuga de Morabito no tardó en llegar a Roma. El vicepresidente del Gobierno italiano y ministro del Interior, Matteo Salvini, calificó de grave y desconcertante lo sucedido. El mafioso esperaba ser extraditado a su país, pero, según las primeras informaciones de la prensa uruguaya, huyó por los techos de la prisión donde se encontraba desde hacía más de dos años.

Morabito se fue con otros delincuentes de poca monta. Ninguno de ellos estaba a la altura de los oropeles del capo calabrés. Élida Ituarte le contó al diario 'El Observador' lo que sucedió cuando en su casa apareció Morabito. Caía la noche del domingo y al cruzar el pasillo de su casa descubrió a tres hombres extraños. Uno de ellos, Morabito, le pidió la llave de entrada. Ituarte sospechó algo y le dijo que no. Quiso saber de dónde venían. "Venimos a arreglar una cañería", le dijeron, y en ese momento entendió que sucedía algo gordo. Nadie viene a arreglar una cañería a un edificio sin pérdidas de agua y menos a las 23 horas.

El trío le robó unos 90 dólares que guardaba. Ella llamó a la policía. Cuando las autoridades llegaron al lugar, hacía rato que la estela de Morabito se había perdido por las calles de la ciudad. En sus años de esplendor llegó a manejar el negocio de la cocaína en Milán. Fue a Sudamérica para ocuparse del envío de la droga a Italia. En el momento de su detención, en el 2017, ocupó la portada de los diarios. Los uruguayos luego lo olvidaron. El mafioso ha recuperado ahora su notoriedad. La policía le busca por todos los rincones de la capital.