Después de cada atentado, los dirigentes europeos anuncian quecombatirán la expansión del extremismo islámico. Pero apenas se ha hecho nada efectivo para frenar el rápido crecimiento en Europa del integrismo salafista o wahabí, una interpretación autoritaria, literal y medieval del Islam promovida por Arabia Saudí, que es la base ideológica de Estado Islámico, Al-Qaida y los terroristas islámicos en todo el mundo.

"Los principios del salafismo están detrás de la actual erupción del yihadismo", señala el sociólogo experto en islamismo Gilles Kepel. Lo mismo opina la organización juvenil musulmana más grande del mundo, Gerakan Pemuda Ansor de Indonesia, que destacó el 23 de mayo en una declaración institucional que los "más de 50 años de proselitismo saudí" y "adoctrinamiento de los musulmanes en el odio religioso" están "intrínsecamente conectados" a la actual ola de extremismo y terrorismo.

Un informe de los servicios de inteligencia alemanes, filtrado en diciembre por 'Süddeustscher Zeitung', advertía que las organizaciones religiosas de Arabia Saudí y los países del Golfo, con el respaldo de sus gobiernos, financian la expansión del salafismo en Europa. Esta labor de proselitismo, a través de financiar mezquitas, imanes, escuelas integristas, becas, viajes y libros, constituye una "estrategia a largo plazo para influir" en Europa y "forma parte de la política exterior" de Arabia Saudí y los países del Golfo, alertaba el informe.

APOYO A LOS YIHADISTAS

Entre las organizaciones responsables de la expansión del salafismo en la UE, el informe destacaba la Liga Musulmana Mundial de Arabia Saudí, la Revival of Islamic Heritage Society (RIHS) de Kuwait y la Eid Charity Fundation de Qatar. La kuwaití RIHS está prohibida en Estados Unidos desde el 2008 por su apoyo a grupos y actos terroristas. Aunque esas organizaciones oficialmente rechazan la violencia y el terrorismo, en la práctica "no hay una distinción consistente entre el proselitismo y el yihadismo salafista", según los servicios de inteligencia alemanes.

El 4% de los musulmanes en Gran Bretaña "simpatizan con quienes cometen actos terroristas como forma de protesta política", reveló el año pasado un sondeo de ICMUnlimited para Channel 4. Con una población musulmana de 2,8 millones en Gran Bretaña, ese porcentaje representa que hay 112.000 musulmanes que simpatizan con los terroristas y que pueden ofrecerles apoyo y protección.

Esos mismos círculos sociales de ayuda a los yihadistas existen en Francia, Bélgica, Alemania y España, como han revelado los sucesivos atentados, los complots desarticulados, las redes de envío de combatientes a Siria y las numerosas mezquitas clausuradas por vínculos terroristas (una veintena en Francia según el Gobierno). En Catalunya, existen unas 80 mezquitas salafistas, lo que representa un tercio del total, según la policía.

El salafismo que se fomenta en Europa se distingue por su carácter intolerante, por considerar Occidente como un enemigo y por su voluntad de imponerse como única interpretación del islam. El salafismo rechaza el contacto con los "infieles" europeos, fomenta el encierro en sí mismas de las comunidades musulmanas, condena los valores europeos y la democracia como incompatibles con el islam y promueve y aplica prácticas contrarias al Derecho Europeo, como la sumisión, segregación y violencia contra las mujeres.

FALTA DE MEDIDAS EFECTIVAS

Pese a las múltiples evidencias, los gobiernos siguen sin adoptar medidas efectivas para cortar la financiación de la radicalización islámica en Europa. Por ejemplo, el informe sobre la financiación exterior de los grupos yihadistas, encargado en diciembre del 2015 por el entonces premier británico, David Cameron, sigue sin completarse y probablemente no se hará público porque su contenido es "muy sensible", según el Ministerio del Interior. El Gobierno no quiere perjudicar sus relaciones con Arabia Saudí y los países del Golfo, cuyos petrodólares son esenciales para el sector bancario británico y la City londinense, además de los multimillonarios contratos de exportación de armas. Francia, Alemania, Bélgica y España también tienen enormes intereses económicos con Arabia Saudí. España exportó a Riad 900 millones sólo en armamento en 2014-2016.

"Los 10.000 millones de contratos" de los estados europeos con Arabia Saudí y los países del Golfo ciegan a los gobiernos e impiden una lucha efectiva contra las raíces del extremismo islámico y "la ideología radical y violenta que transmite Arabia Saudí a los terroristas", señala Pierre Conesa, exalto funcionario del Ministerio de Defensa francés especialista en terrorismo y autor del libro 'Dr. Saud et Mr. Djihad'. En Occidente, subraya Conesa, existe una especie de tabú en criticar a Riad y se olvida que el verdadero "enemigo de Occidente es el salafismo y que su padre es Arabia Saudí". Alain Chouet, exresponsable del servicio de información de seguridad francés, señala que Arabia Saudí "lleva patrocinando el yihadismo desde hace más de 30 años" sin que a la UE parezca importarle.