Las negociaciones del brexit están atascadas. La falta de claridad y concreción del Gobierno de Theresa May sobre los compromisos financieros que está dispuesto a asumir tras la salida británica a finales de marzo de 2019 ha llevado las conversaciones a un punto muerto. “Estamos en un 'impasse' que es extremadamente preocupante para miles de proyectos en Europa y para los contribuyentes” ha advertido el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, como colofón a la quinta ronda de negociaciones celebrada esta semana en la capital europea.

La principal consecuencia de este bloqueo es que la próxima semana el exministro y excomisario francés no propondrá a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, que se reúnen el 19 y 20 de octubre en Bruselas, pasar a la segunda fase de las negociaciones, que incluye determinar la futura relación comercial. “No estoy en disposición de proponer al Consejo Europeo la próxima semana abrir discusiones sobre la futura relación. Esa relación futura exige confianza. Y esta confianza vendrá con claridad y respeto de todos los compromisos que hemos tomado a 28”, ha recordado.

Que las negociaciones no marchan al ritmo esperado no es ningún secreto. El objetivo inicial que se fijaron Bruselas y Londres, dado el limitado tiempo que tienen para intentar negociar un divorcio ordenado, era constatar “progresos suficientes” para la cumbre de finales octubre en relación con las tres prioridades de esta primera fase de negociación: derechos de los ciudadanos, frontera con Irlanda y factura. “Esta semana hemos trabajado bajo un espíritu constructivo y hemos clarificado algunos puntos pero no hemos logrado grandes pasos adelante”, ha lamentado Barnier.

LONDRES NO CONCRETA

Londres sigue sin estar dispuesta a concretar cuánto dinero está dispuesto a pagar al resto de socios europeos cuando salga del club el 29 de marzo de 2019. La primera ministra británica, Theresa May, anunció durante su reciente discurso en Florencia que respetarían los compromisos y se mostró dispuesta a pagar 20.000 millones de euros, pero de momento siguen sin precisar la cifra que en Bruselas ya han cifrado en una horquilla de entre 60.000 y 100.000 millones de euros.

“Esta semana Reino Unido nos ha repetido que todavía no está preparado para precisar esos compromisos. No ha habido negociación solo discusiones técnicas”, ha precisado Barnier. “Este no es el proceso para acordar compromisos concretos. Ya hemos dejado claro que esto solo será posible más adelante”, se ha escudado el negociador británico, David Davis.

A juicio Bruselas, los términos del divorcio tienen que quedar claros antes de que ambos bloques puedan empezar a hablar sobre sus futuras relaciones. Londres insiste en lo contrario. Para “dar certidumbre”, ha dicho Davis, “necesitamos hablar sobre el futuro”. Y el negociador británico quiere que los líderes europeos modifiquen el mandato de Barnier y le ordenen en la próxima cumbre de Bruselas pasar a la segunda fase para empezar a hablar del futuro acuerdo comercial porque es en interés “de Reino Unido y de Europa”, ha proclamado.

MÁS OBSTÁCULOS

Pese las abiertas diferencias que enfrentan a uno y otro bando, Barnier se ha esforzado por ofrecer un mensaje optimista. “Sigo convencido de que con voluntad política podremos lograr avances decisivos en los próximos dos meses”, ha asegurado. “Hay momentos de tensión en todas las negociaciones. Lo importante es el Consejo Europeo de octubre. Espero que le den a Michel Barnier los medios para progresar”, ha insistido el secretario de estado británico.

La factura no es, en todo caso, el único obstáculo. Falta también concreción en materia de derechos de los ciudadanos. Por ejemplo, los derechos de voto, la exportación de prestaciones sociales, los derechos a la reunificación familiar de por vida que exige la UE o el papel de garante del Tribunal de Justicia de la UE. De momento nadie descarta un fracaso en las negociaciones. “Estamos preparando todos los escenarios”, asegura Londres. “Un no acuerdo sería un muy mal acuerdo” pero “para ser claros estamos preparados para todas las eventualidades”, añade Bruselas.