"Les arrebatamos lo más preciado: su libertad y su dignidad. Podemos imaginar el dolor profundo y la angustia de los hijos e hijas de tantos secuestrados". La desmovilizada guerrilla de las FARC, convertida hace tres años en partido político con la misma sigla, pidió este lunes "perdón público" a las víctimas y a los familiares de las personas que retuvo por años en la selva colombiana como "un botín de guerra". No es la primera vez que la ex insurgencia formula un mea culpa por las acciones extorsivas que cobraron especial intensidad durante la primera década de este siglo y que tuvieron en los nombres de Ingrid Betancourt y Clara Rojas a algunos de sus casos emblemáticos. Pero el tono de esta declaración ha sido calificado de "inédito" por el diario bogotano El Espectador. Por su parte, el diario El Tiempo, remarcó la "dureza" del texto.

"Hoy, 14 de septiembre de 2020, reunidos quienes conformamos el antiguo Secretariado de las FARC-EP y quienes firmamos en 2016 el acuerdo de paz, estamos aquí para, desde lo más profundo de nuestro corazón, pedirle perdón público a todas nuestras víctimas de secuestro y a sus familias", dice una declaración firmada por ocho antiguos miembros del secretariado de la guerrilla, entre ellos Rodrigo Londoño, su último jefe.

Las repercusiones del mensaje no se demoraron en conocer. Juan Manuel Santos, quien en 2016 y durante su segunda presidencia firmó con la ex guerrilla el acuerdo de paz, valoró el documento público. "Reconocer el secuestro y pedir perdón por parte de las FARC es un muy buen paso en en la dirección correcta. Verdad y reconocimiento son condiciones necesarias para la reconciliación", señaló el Premio Nobel de la Paz.

El documento agrega que "después de haber silenciado para siempre nuestros fusiles; en el sosiego de la vida civil que nos ha permitido la reflexión profunda sobre la guerra en la que participamos y fuimos protagonistas por más de 50 años, queremos decirles que el secuestro fue un gravísimo error del que no podemos sino arrepentirnos".

El documento lleva las firmas del actual senador por el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) Julián Gallo, de Jaime Alberto Parra, Pastor Lisandro Alape Lascarro, Pablo Catatumbo Torres, Milton de Jesús Toncel Redondo, Juan Emilio Cabrera y Rodrigo Granda. Los firmantes señalan a su vez que entienden el dolor causado a las familias "que vivieron un infierno esperando tener noticias de sus seres queridos, imaginando si estarían sanos y en qué condiciones estarían siendo sometidos a seguir la vida".

Herida profunda en la sociedad

Los miembros de la FARC reconocen que el secuestro "sólo dejó una profunda herida en el alma de los afectados e hirió de muerte nuestra legitimidad y credibilidad". La ex guerrilla hizo especial mención a otro de los casos más estremecedores del conflicto interno. "Sentimos como una daga en el corazón la vergüenza que nos produce no haber escuchado el clamor de Andrés Felipe Pérez, quien murió (de cáncer) esperando reencontrarse con su padre. No podemos devolverles el tiempo arrebatado para evitar el dolor y las humillaciones que les causamos a todos los secuestrados", añade el texto.

El documento añade que reiteran el compromiso de responder a la justicia a "dar las explicaciones de los por qué y los cómo" ocurrieron los secuestros. También dicen estar comprometidos "con la sociedad colombiana, que hoy más que nunca reclama justicia y verdad por tanta violencia, a invertir cada día del resto de nuestras vidas en recomponer el mapa de los desaparecidos y buscar sus restos para entregarlos a sus seres queridos".

La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), encargada de juzgar los crímenes cometidos con ocasión del conflicto armado en Colombia, abrió en 2018 el llamado "Caso 01", sobre los secuestros cometidos por la antigua guerrilla y como parte de ese proceso sus líderes presentaron el año pasado una "versión colectiva escrita" de lo sucedido. El pedido de perdón se conoce cuando, según la ONU, 173 ex guerrilleros fueron asesinados tras la firma del acuerdo que puso fin al conflicto armado.