El festival internacional de la canción de Viña del Mar, un equivalente chileno del que históricamente se ha celebrado en San Remo, Italia, ha quedado atrapado en medio de la crisis política que sacude al país sudamericano desde octubre. "Sin justicia no hay festival", gritaron los manifestantes que se enfrentaron con la policía en las inmediaciones del anfiteatro de la Quinta Vergara, el escenario de los conciertos que inauguró el puertoriqueño Ricky Martin. Los choques más intensos tuvieron lugar frente al Hotel O'Higgins. Se quemaron coches y realizaron barricadas. El hotel, donde se alojan periodistas, público y protagonistas del festival, debió evacuado."Si (el presidente Sebastián) Piñera hubiera dimitido, esto no estaría sucediendo", le dijo al canal CNN Matías Santos, uno de los músicos que debe acompañar Vicente Cifuentes, quien representa a Chile en la competencia.

En esta edición del evento se presentarán además de Martin, Maroon 5, la multipremiada Mon Laferte, Ana Gabriel y el dúo argentino Pimpinela. Piñera se ha abstenido esta vez de visitar Viña del Mar, a 121 kilómetros de la capital Santiago. El festival tiene un largo historial relacionado con la política. Su primera edición tras el golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973, encontró al dictador Augusto Pinochet en el palco, acompañado de su esposa, Lucia Hiriart. El público los aplaudió con fervor. Edmundo Arrocet se arrodilló ante el matrimonio para cantar ¿Libre`, la canción del valenciano Nino Bravo que se había convertido en una suerte de himno de los conjurados contra Salvador Allende. "Libre, como el ave que escapó de su prisión, y puede al fin volar...", también cantó el español Juan Bau en 1975, delante de un Pinochet de civil y su esposa.

A pesar de su apuesta por la canción ligera y la despreocupación festiva, Viña no pudo tampoco sustraerse en otros momentos de los estremecimientos políticos. A cuatro meses del comienzo del estallido social que sacude al país y ha provocado una treintena de muertos y miles de heridos, las movilizaciones contra la desigualdad y en favor de una profunda reforma constitucional se trasladaron a la ciudad balnearia. En las vísperas, distintos sectores llamaron a repudiar los conciertos con consignas que luego se trasladaron a la ciudad balnearia. "Calles con sangre, Viña sin festival", decía uno de los carteles. "Viña 20, cancelado por el pueblo. Sin dignidad, no hay festival", rezaba otro.

"Estamos manifestando nuestro total rechazo a una fiesta que es un circo para seguir dándole de comer a unos pocos", dijo el gestor cultural Andrés Marambio. Paula Arriagada, abogada de derechos humanos rechazó los conciertos porque tratan de ofrecerle al mundo "una imagen de normalidad" que no existe en Chile. "El país está paralizado por completo", señaló. Los carabineros (policía militarizada) no se demoraron en aparecer con vehículos blindados desde los que lanzaron agua a presión y gas lacrimógeno.

CAJA DE RESONANCIA

Los enfrentamientos en las cercanías del anfiteatro sumieron en la perplejidad a los organizadores del evento que parte de los chilenos espera con ansiedad cada febrero. Los presentadores de los conciertos no pudieron evitar referirse de manera velada a la profunda crisis que atraviesa a la sociedad. Según María Luisa Godoy, el "Monstruo", como suele ser llamado el público asistente, quiere por estas horas "escuchar" a sus artistas preferidos pero también "ser escuchado". Quiere respetar, "pero también ser respetado". Antes de pedir un aplauso para Ricky Martin, Godoy expresó su deseo de "un Chile justo, diverso e inclusivo. Un Chile con más y mejores oportunidades para todos los que están acá. Igual en dignidad y derechos. Un Chile fraterno, un Chile unido donde la música nos una como sólo ella lo sabe hacer".

Los sucesos en el marco del festival representan una nueva señal de alerta para el Gobierno de derechas. Piñera teme que las protestas se reactiven con fuerza en todo el país a partir de los primeros días de marzo y hasta la consulta popular de fines de abril sobre los alcances de la reforma de la Carta Magna.