El Partido del Brexit ha pasado en meses del éxito a convertirse en una fuerza política irrelevante. Ganó las europeas de mayo en el Reino Unido con más del 30% de los votos y ahora aparece hundido en los sondeos. Apenas le dan el 3% para las elecciones generales de mañana.

El artífice de tamaña hazaña es el polémico y radicalmente antieuropeo Nigel Farage, el furibundo hombre de las muecas, uno de los gestores del lío en el que está sumida la sociedad británica. «Este tipo divertido que no soporta las actitudes políticamente correctas», como lo definió un día Boris Johnson, se prepara ahora para lanzar un nuevo partido político en un intento por salvar los muebles.

Una de las principales causas de la descomposición del Partido del Brexit ha sido la decisión de su líder de no competir en las elecciones en las circunscripciones donde ganaron los conservadores en los comicios del 2017, un total de 317. Farage argumentó entonces que hacerlo dividiría el voto y eso favorecería a los enemigos del brexit. Una decisión que creó desconcierto y frustración en el seno de la formación. En estos últimos días hasta cuatro altas espadas del partido han abandonado el barco.

Farage, el gran brexiter, empezó su carrera política en el Partido Conservador, que abandonó después de que en 1992 el entonces primer ministro, John Mayor, firmara los acuerdos de Maastricht. Ya apuntaba maneras. Poco después empezó en solitario una carrera en la que ha hecho y deshecho a su antojo. En 1993 creó el eurófobo y nacionalista radical Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), plataforma con la que fue elegido eurodiputado seis años más tarde. Y ahí sigue, ocupando su escaño en la Eurocámara y disfrutando de los privilegios que ello comporta. Pero nunca ha conseguido un escaño en Westminster. Es una espina dolorosa.

El gran sueño

A finales del año pasado dejó el UKIP -en protesta, según dijo, por la decisión de la dirección de aliarse con el partido de extrema derecha Liga para la Defensa de Inglaterra- y creó el ya efímero Partido del Brexit. Pero a pesar del fiasco, Farage no se rinde. Esta semana ha anunciado que va a dar de baja a su actual marca política y crear una nueva -de hecho, ya la ha registrado- que ha bautizado con el sugerente nombre de Partido de la Reforma.

Su objetivo es que se ponga en marcha una vez se consuma el divorcio con Bruselas, previsto, si no se tuercen las cosas, para el 31 de enero. Si es así, Farage habrá logrado el gran sueño por el que ha estado luchando durante décadas. El político avanzó que hará «campaña para cambiar el sistema de voto y para abolir la Cámara de los Lores».