E n medio de nuevas manifestaciones contra el racismo que desafiaron la cuarentena, el Gobierno de ultraderecha brasileño desató una nueva tormenta política por su intención de maquillar los efectos de un coronavirus que ya ha matado a más de 36.000 personas en el país y se acerca a los 700.000 contagios.

El presidente Jair Bolsonaro decidió poner en duda el número de fallecimientos y evitar la comunicación de los datos durante los informativos de la nueve de la noche, los más vistos en un país de casi 210 millones de habitantes. El fiscal federal ha abierto una investigación para conocer las circunstancias de esos retrasos y omisiones.

El cambio de la «metodología» ha permitido de inmediato reducir de más de 1.000 a 904 los decesos en su primer día de implementación, pese a la clara tendencia ascendente de la curva de la pandemia en el gigante sudamericano. Carlos Wizard, el nuevo secretario de Ciencia del Ministerio de Salud brasileño, defendió el giro señalando que las cifras de óbitos son «fantasiosas o manipuladas».

Varios gobernadores acusan al presidente de tratar de «invisibilizar» los casos fatales. El Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass) habló de una actitud «insensible, inhumana y poco ética» que le falta el respeto a las víctimas del covid-19.

ACTOS ILÍCITOS / El general Eduardo Pazuello, actual ministro de Salud, debe ahora explicarle a la fiscalía general «cuál era la urgencia» y el «motivo técnico» de la revisión. Pazuello, un militar experto en logística que debe su cargo a la lealtad a Bolsonaro, deberá responder en un plazo de 72 horas. Los fiscales buscan indicios de posibles actos ilícitos por un posible incumplimiento de la ley de acceso a la información, que obliga a la transparencia a las administraciones públicas. La Defensoría Pública de la Unión ha presentado ante los tribunales de Sao Paulo una petición similar.

Bolsonaro ordenó a la vez que el Ministerio de Salud deje de contabilizar públicamente la totalidad de los decesos y las infecciones. «No informar de manera correcta significa que la afección puede ser más dañina que la enfermedad», dijo Luiz Henrique Mandetta, el primer titular de la cartera de Salud, quien dimitió por sus diferencias con el máximo mandatario.

La política de las actuales autoridades, alertó, puede llevar a la «tragedia». Gilmar Mendes, uno de los ministros del Tribunal Supremo, advirtió de que «la manipulación de datos es una maniobra de regímenes totalitarios».

«En unos días tendremos más confusión estadística causada por la obsesión del Gobierno de Bolsonaro por manipular cifras oficiales», señaló Merval Pereira, columnista del diario O Globo.

POCOS TEST / En contra de lo que afirman las autoridades, los especialistas creen que los números oficiales no están dando cuenta de los efectos de la pandemia, entre otras razones por la acotada cantidad de tests.

Mientras tanto, Bolsonaro no cesa de mirarse en el espejo de su colega Trump y también él quiere abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS).