La Fiscalía de Italia abrió ayer una investigación por presunta colaboración con el tráfico de personas contra la capitana del Sea Watch 3, Carola Rackete, que desobedeció a un buque de guerra y entró en aguas territoriales italianas sin autorización para desembarcar a 42 personas rescatadas en el Mediterráneo.

Fuentes de la Fiscalía de Agrigento (Sicilia) confirmaron la apertura de la investigación contra Reckete, aunque lo atribuyeron a una formalidad, según el diario La Repubblica. La ley migratoria actual contempla para casos como el suyo penas de hasta 15 años de prisión.

El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, insistió en que su Gobierno no autorizará el desembarco de los migrantes y apeló a la responsabilidad de otros países europeos, principalmente Alemania -sede de la oenegé Sea Watch- y Países Bajos -país de bandera del barco-.

La capitana del barco aseguró estar dispuesta a asumir las consecuencias legales de haber entrado sin autorización en aguas territoriales italianas y destacó que su único deseo es poder desembarcar cuanto antes a los 40 inmigrantes que siguen a bordo (dos de ellos fueron evacuados por su estado).

Rackete explicó que en este momento «la situación (en el barco) es increíblemente tensa y se está agravando cada vez más» por el mal estado físico y psicológico de las personas rescatadas el 12 de junio. «No podemos decir a los refugiados qué va a ser de ellos, adónde van a ir y eso añade mucha tensión. Hay gente con estrés postraumático, gente con historial de suicidios, gente que amenaza con tirarse por la borda...», añadió.

Preguntada por su opinión acerca de los comentarios de Salvini en contra del desembarco y asegurando que «Italia necesita turistas y no clandestinos», la capitana respondió: «Tengo 40 personas, más 20 de tripulación, o sea, 60 personas a mi cargo. Estoy ocupada día y noche. Que Salvini se ponga a la cola».