"Incluso en vacaciones, incluso en verano, el virus sigue circulando activamente. Esto nos concierne a todos", alerta la Dirección General de Salud (DGS) en su último informe publicado a última hora del miércoles 5 de agosto. La agencia francesa tiene motivos para preocuparse: 1.695 nuevos contagios fueron contabilizados en tan solo 24 horas, el mayor aumento registrado desde el pasado mes de mayo. Nueve personas fallecieron por covid-19 entre el martes y el miércoles de esta semana, pasando a engrosar la lista de víctimas mortales: 30.305 desde el inicio de la pandemia.

La posibilidad de una segunda ola de coronavirus al otro lado de los Pirineos está sobre la mesa. "Prepararse ahora para anticipar un regreso del virus en otoño", así titula el consejo científico que aconseja al Gobierno de Emmanuel Macron en la gestión de la epidemia, su último informe presentado esta misma semana. El grupo de expertos apunta a una relajación de los gestos barrera entre los franceses: el uso de mascarillas, la distancia social o el lavado frecuente de manos, serían ignorados por buena parte de la población.

Pero los descuidos de los franceses no serían la única causa del repunte del número de contagios. El mismo consejo científico señala el precario control y seguimiento de los focos de contaminación, así como la escasez de centros de análisis, una herramienta indispensable para detectar y aislar con rapidez los nuevos casos de coronavirus.

MASCARILLAS OBLIGATORIAS

"El virus no está de vacaciones, y nosotros tampoco", lanzó el primer ministro, Jean Castex, el lunes 3 de agosto, durante una visita a la ciudad de Lille. La metrópoli, uno de los principales focos de la epidemia en la actualidad, ha decretado el uso obligatorio de las mascarillas en determinadas zonas públicas. Una medida que también se aplicará, bajo la iniciativa de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, a partir de la próxima semana en las calles más concurridas de la capital, donde una gran mayoría de viandantes ignora desde hace semanas los gestos barrera más elementales.

La circulación del virus es una realidad ineludible, su evolución es toda una incógnita. Así pues, siguiendo el refrán "más vale prevenir que curar", el consejo científico insta ya a las grandes ciudades francesas a preparar "un plan de confinamiento local más o menos importante en función de la amplitud de la epidemia". La preparación de los hospitales también preocupa al grupo de expertos que aconseja a las metrópolis más afectadas mantener activas, o fácilmente reactivables, las unidades destinadas a los pacientes de covid-19.

Mejor gestión operacional, mejor comunicación y más cooperación ciudadana. Sobre estos pilares, Francia trata de evitar y, en el peor de los casos, prepararse para la tan temida segunda ola de coronavirus.