La crisis política derivada de la incapacidad de Angela Merkel para formar Gobierno en Alemania es una mala noticia para Emmanuel Macron. Su victoria en las elecciones francesas del pasado mayo se recibió con alivio en Bruselas, no solo porque le cerró el paso al populismo del Frente Nacional, sino porque lo hizo con un discurso marcadamente europeísta y la promesa de revitalizar el eje franco-alemán para darle oxígeno al proyecto europeo.

Pero el incierto escenario alemán pone ahora en peligro su proyecto reformista. Ni la Europa de dos velocidades, ni un gobierno económico para la zona euro -con un ministro y presupuestos propios controlados por el Parlamento- ni la Europa de la defensa, ni la gestión eficaz del flujo migratorio podrán hacerse sin un interlocutor fuerte en Berlín. El planeta alemán y el francés tienen que estar alineados.

«Durante cinco años, el motor alemán funcionaba a pleno rendimiento y el francés estaba casi parado. Ahora hay dudas sobre el motor alemán justo cuando el francés se enciende con Macron», resumía gráficamente en Europe 1 el eurodiputado conservador Alain Lamassoure.

El frenazo de la locomotora alemana orienta las miradas hacia el Elíseo, donde el discurso oficial es que la nueva situación refuerza la necesidad de que Francia tome la iniciativa y siga trabajando en un proyecto ambicioso con su socio alemán. Macron habló la noche de este domingo con Merkel para expresarle su apoyo y subrayar que Francia necesita un socio «estable y fuerte» para avanzar juntos. La paradoja es que, sin la fortaleza del eje franco-alemán, ese liderazgo es insuficiente para reformar la UE.

«Macron no puede ser el único líder en Europa. La crisis en Alemania contraría sus planes», subraya el director del Instituto Jacques Delors, Sébastien Maillard. Sin embargo, como revela el diario Politico, en los círculos del poder francés algunos piensan que el fracaso de las negociaciones en Berlín «podría dar al presidente francés, si la situación se gestiona bien, una buena ocasión de mostrar que es el único dirigente europeo relevante que se mantiene en pie, dispuesto a asumir las riendas que se le acaban de escapar a Merkel». Una tesis que, con un interesante matiz, sostiene Time. En su edición de noviembre, la revista dedica su portada al presidente francés con el siguiente titular: El próximo líder de Europa… solo si fuera capaz de liderar Francia.