El optimismo reina entre las filas del Ejército kurdo que lleva una semana, junto a las tropas iraquís, acechando a los yihadistas del Estado Islámico que permanecen atrincherados en la ciudad de Mosul. El ministro de Interior del Kurdistán autónimo iraquí, Karim Sinjari, ha dicho que sus fuerzas están a tan solo 5 kilómetros de la ciudad, la segunda en importancia de Irak.

Sinjari, no obstante, ha reconocido que todavía queda mucha batalla por delante. «Los yihadistas se han hecho fuertes sobre todo en la parte vieja de la ciudad, donde las calles son muy estrechas. Por esa calles no pasan vehículos y menos tanques. Será una lucha muy dura, cuerpo a cuerpo», ha advertido.

El ministro ha asegurado que en total ya se han reconquistado hasta treinta pueblos de los alrededores de la ciudad, veinte de ellos gracias

a la acción de los combatientes kurdos, los Pershmegas, y el resto por las tropas iraquís.

POBLACIÓN CRISTIANA

El último en caer, ayer sábado, en manos de la coalición antiyihadista es Qaraqosh, una localidad mayoritariamente cristiana situada a una 20 kilómetros al sureste de Mosul, que estaba en manos de los yihadistas desde el 2014.

Por otro lado, un millar de personas han tenido que ser atendidas en las afueras de Mosul por problemas respiratorios -dos han fallecido- tras ser afectados por una nube tóxica provocada por la explosión una fábrica de azufre. Al parecer, los yihadistas han hecho estallar el complejo.

La nube ha afectado también una campamento de tropas estadounidenses, situada en la localidad de Qayyara. Los soldados han debido de utilizar máscaras para evitar la efectos tóxicos.