Recuerda el año 1969, cuando ya vivía en Gibraltar y el dictador Francisco Franco ordenó el cierre del paso fronterizo con España. Por tierra, mar y aire, incluidas las telecomunicaciones. Mercedes, de 76 años, compara aquel momento con la incertidumbre generada por el brexit. Esta ciudadana nacionalizada británica, de origen español y nacida en el exilio en el Marruecos francés después de la guerra civil, explica que su mayor preocupación sería no poder ver a parte de su familia que reside en el otro lado de la verja.

«Yo no quiero que pase otra vez lo que pasó hace 50 años. ¿Vamos a repetir lo mismo? Yo todavía tengo mucha de mi sangre allí. Pagan los que no tienen la culpa», argumenta Mercedes para añadir: «Entonces sufrimos mucho aquí y allí (en referencia a La Línea de la Concepción), porque se tuvieron que ir a trabajar a Alemania, a Francia, dejando sus casas para ir a trabajar cuando aquí había trabajo. Espero que ahora no pase nada», añade cabizbaja.

Cuando se habla de las fronteras británicas con la Unión Europea en los debates políticos, solo se menciona la frontera entre ambas Irlandas. Lo que la controvertida backstop pretende evitar ya existe entre Gibraltar y España: una frontera dura.

De momento, es relativamente fácil cruzar y el flujo de personas es rápido. En el caso de una salida sin acuerdo, los tiempos de control fronterizo para entrar y salir del Peñón podrían ampliarse, causando problemas especialmente a los trabajadores fronterizos.

TRÁNSITO DIARIO / Según informes gubernamentales, hay casi tantos puestos de trabajo como habitantes en Gibraltar, 30.000.Unas 13.000 personas que viven en el Campo de Gibraltar cruzan a diario la valla para trabajar. Se calcula que más del 60% son españoles y en el otro 40% hay representación de todas las nacionalidades de la Unión Europea.

Los tres puntos de acceso a Gibraltar son el puerto, el aeropuerto y la frontera. El año pasado más de 11 millones de turistas visitaron la Roca, de los cuales el 51% eran españoles, el 30% británicos y el 12% de países de la Unión Europea, según un informe anual publicado por el Gobierno de Gibraltar. Así que los controles más estrictos propios de una frontera dura podrían afectar a la economía, tanto de Gibraltar como del sur de Andalucía.

En el caso de un brexit duro, los servicios esenciales podrían continuar funcionando con normalidad, según Michael Caetano, consejero delegado de la planta eléctrica más grande de Gibraltar. «El gas natural licuado se importa por mar, así que no hay ninguna conexión dependiente del paso fronterizo», añade Caetano.

«En el caso de que la central térmica necesitara repuestos y no pudieran llegar por tierra, vendrían por barco. Tardaría un poco más pero, a priori, no nos planteamos que haya muchos problemas», explica el consejero delegado para añadir: «El nivel que tenemos de autonomía con suministros esenciales es prácticamente del 100%. En el tema del agua, contamos con plantas desalinizadoras, y nosotros les administramos la energía eléctrica, por lo tanto, son independientes».

En una misma calle en el centro de Gibraltar, varias personas de nacionalidad española cuentan que su mayor preocupación son las colas. «Se formarán colas, y si vamos a estar un montón de tiempo para entrar y salir, llegará un punto en que no nos compense. Tengo que dejar a la niña en el colegio y luego cruzar la valla y eso sería imposible si tenemos que esperar cuatro horas», explica Leti, una empresaria y técnica de belleza.

«En el caso de un brexit duro -asegura Merci-, yo me tendría que venir para Gibraltar. Mi novio y yo trabajamos aquí», señala la dueña de una peluquería con una risa nerviosa. «El negocio lo tengo aquí. No tendría otra opción que venirme a vivir a Gibraltar», añade con firmeza.

Otra peluquera que trabaja en el local de enfrente también explica cómo le incomoda la incertidumbre del brexit: «No sabemos lo que va pasar. No sabemos cómo se va poner el tema de las colas. Tener que dejar el trabajo es lo que más me afectaría. ¿Cómo vas a estar esperando cuatro horas para entrar?».

Hasta que no se cumpla la fecha límite del brexit no se conocerán a ciencia cierta los efectos que podría causar una salida sin acuerdo. En todo caso, lo que Gibraltar espera es que, si hay salida y frontera dura, la situación sea menos traumática que en 1969 y los 16 años subsiguientes de incomunicación total.