El Gobierno francés ha impuesto este jueves por decreto la polémica reforma laboral con la que François Hollande pretende flexibilizar el mercado laboral y rebajar una tasa de paro del 10%. Al superar sin sorpresas la moción de censura presentada por el centroderecha después de que el Ejecutivo optara por no someter el texto al voto parlamentario, la ley ha quedado aprobada automáticamente en laAsamblea Nacional y ahora seguirá su trámite en el Senado.

La moción no prosperó, al cosechar solo 246 votos de los 288 necesarios para ser adoptada, y el primer ministro, Manuel Valls, recibió con una amplia sonrisa el resultado en el hemiciclo.

Los promotores de la iniciativa -el grupo parlamentario de Los Republicanos, con 196 diputados, y los centristas de Unión de Demócratas Independientes, con 30- no lograron los votos necesarios para tumbar al Gobierno, a pesar de sumar algunos de los 15 miembros de la Izquierda Democrática y Republicana que, por razones opuestas a las de la derecha, quisieron retar al Gobierno.

Durante el debate previo al voto, el jefe de filas de Los Republicanos,Christian Jacob, argumentó que con su opción “autoritaria” el presidente Hollande certificaba “el fin de un mandato perdido y definitivamente irrecuperable” y criticó un texto legislativo “vacío de contenido e incluso peligroso”.

Valls, por su parte, lo defendió con ahínco y dijo sentirse “orgulloso” del proyecto de ley de la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, al entender que es una reforma “indispensable” para modernizar el país. También lanzó un mensaje a los diputados socialistas rebeldes que este miércoles intentaron en vano reunir las firmas suficientes para presentar una moción de censura de la izquierda contra el Gobierno.

"NO DEJARÉ QUE SE DESTRUYA LA IZQUIERDA"

“No dejaré que se destruya la izquierda del Gobierno, la socialdemocracia francesa”, proclamó. “La historia de la izquierda es la de creer en la capacidad de los individuos para asumir su destino. Confiamos en los agentes sociales, en las empresas y en los trabajadores”, continuó Valls.

Asimismo, tildó de “aventurada” la tentativa de los diputados ‘rebeldes’ y advirtió que, en el fondo, aclara “quiénes están anclados en el pasado y quiénes preparan el futuro”. “Esta tentativa es grave, a pesar de haber fracasado”, admitió.

En todo caso, aunque empiezan a escucharse voces que piden aplicar un correctivo a la treintena de diputados que torpedean sistemáticamente las reformas liberales del Gabinete, es poco probable que el Partido Socialista opte por la vía disciplinaria, para no fragmentar la mayoría parlamentaria.

SIGUEN LAS PROTESTAS

Coincidiendo con el debate en la Asamblea, se produjeron numerosos incidentes violentos en las manifestaciones convocadas por las centrales sindicales en las principales ciudades del país en protesta por la reforma y el golpe de autoridad del Ejecutivo para sacarla adelante. Aunque la movilización se debilita, la tensión va en aumento.

En París, donde según la policía se congregaron en torno al edificio de la Asamblea Nacional unas 12.500 personas -50.000 según el sindicato CGT-, se produjo la situación inédita de que las fuerzas del orden encabezaron los cortejos para evitar incidentes, pero aún así grupos de radicales encapuchados se enfrentaron a los antidisturbios. Hubo siete detenidos. También en Nantes, Rennes, Lille, Toulouse o Marsella se registraron enfrentamientos con la policía.

Siete sindicatos han hecho un llamamiento a la huelga y a salir de nuevo a la calle los próximos 17 y 19 de mayo para exigir la retirada del texto legislativo. A las protestas se unirán los trabajadores del ferrocarril y los del transporte por carretera para reivindicar una mejora de sus condiciones laborales.

Además de soliviantar a los agentes sociales más beligerantes, a las organizaciones estudiantiles y de estar en el origen del movimiento‘Nuit Debout’ (Noche en pie), similar a los indignados españoles, la polémica reforma laboral cristaliza las posturas irreconciliables entre dos formas de entender la izquierda. También debilita al Ejecutivo en el tramo final del mandato del presidente Hollande, cuya candidatura a las elecciones presidenciales del 2017 todavía está en el aire.

LAS CLAVES DE LA NOTICIA

Despidos económicos.- La nueva versión de la ley elimina del texto la referencia a que las dificultades empresariales que justifican el despido por razones económicas se evalúe solo en las filiales francesas, recuperando así el perímetro internacional que figura en el actual código laboral.

Impuestos a los contratos temporales.- Auténtica línea roja de la patronal, el Gobierno ha dado marcha atrás a su promesa de gravar los contratos temporales para reducir la precariedad laboral y mantiene la situación actual que deja en manos del empresario la decisión.

Acuerdos sindicales.- La primacía de los acuerdos alcanzados entre los trabajadores y la dirección frente a los convenios colectivos ha sido uno de los aspectos que ha enfrentado al Gobierno con los sindicatos. La medida no ha sido eliminada en la versión aprobada aunque incluye un comité de “vigilancia” para evitar el ‘dumping social’.

Descansos.- Para dar satisfacción a la patronal, el Ejecutivo mantiene las disposiciones del código actual que ofrece a las empresas mayor margen de maniobra para derogar las disposiciones sobre el derecho a los descansos de once horas consecutivas como mínimo.