Tras cinco semanas de huelga en los transportes y un duro pulso en la calle contra la reforma del sistema de pensiones, este viernes han aparecido los primeros síntomas de deshielo entre Gobierno y sindicatos. El primer ministro francés, Edouard Philippe, ha admitido al término de una nueva ronda de consultas con los agentes sociales que se ha avanzado bien en la búsqueda de un compromiso. Las discusiones de la jornada, ha resumido Philippe, han sido constructivas y muy útiles.

El jefe del Ejecutivo despachará este viernes con Emmanuel Macron y se reunirá con miembros del grupo parlamentario de La República en Marcha antes de trasladar este sábado por escrito a las centrales sindicales y la patronal las propuestas concretas que servirán de base para un compromiso.

Se tratará, básicamente, de detallar los objetivos de la futura conferencia sobre la financiación del sistema de pensiones, una iniciativa puesta encima de la mesa por el sindicato reformista CFDT para salir del impass y eliminar del texto de la reforma la referencia a una edad pivote o de equilibrio que, en la práctica, supone elevar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años.

En una breve comparecencia ante los medios, Philippe ha reafirmado la determinación total del Gobierno para crear un sistema universal de jubilación más sólido que el actual y ha informado que mantiene su intención de presentar el proyecto de ley en Consejo de Ministros el próximo 24 de enero, para someterlo a debate en la Asamblea Nacional a partir del 17 de febrero y que pueda ser adoptado definitivamente por el Parlamento antes del verano.