El seísmo provocado por el caso Benalla continúa sacudiendo al Ejecutivo de Emmanuel Macron. Ni las explicaciones del ministro del Interior, Gérard Collomb, ni las respuestas del primer ministro, Edouard Philippe, han conseguido calmar los ánimos de una oposición que exige al unísono explicaciones al propio presidente de la República. Valiéndose de la catastrófica gestión del escándalo por parte del Gobierno, el partido conservador Los Republicanos (LR) anunció este martes que presentará una moción de censura en los próximos días.

Si bien esta iniciativa tiene ínfimas posibilidades de prosperar en una Asamblea Nacional controlada por una amplia mayoría macronista, constata la amplitud de la crisis política en la que se encuentra sumido desde hace una semana el Ejecutivo.

Situación inaceptable

«No vamos a derribar al Gobierno, pero el primer ministro se verá obligado a respondernos. Es inaceptable que el Ejecutivo se desentienda desde hace cinco días », apuntaba Christian Jacob, presidente del grupo parlamentario conservador, durante el anuncio de la moción.

Pocas horas después, durante la sesión de control de la Cámara Baja, Edouard Philippe salía de su mutismo para responder a las preguntas de una oposición exacerbada.

Caso aislado

En plena contienda de preguntas y reproches, el primer ministro apostó por minimizar la importancia del caso y acusar a la oposición de « no buscar la verdad, sino la crisis ». Para Edouard Philippe, la violencia ejercida por Benalla contra un manifestante el pasado 1 de mayo no es más que «una deriva individual», lo que no constituye «un asunto de Estado».

Sin embargo, el asunto ha conseguido unir por primera vez a todas las fuerzas de la oposición que condenan en bloque la falta de transparencia en la gestión del escándalo y el silencio del mismo Macron, en el epicentro del seísmo.