La historia se repite cíclicamente en Venezuela. Unos le cantan a un improbable futuro de venturas. Otros protestan con vehemencia. Los defensores de Nicolás Maduro y su enconada oposición volvieron ayer a medir fuerzas en las calles. La oposición aglutinada alrededor del diputado Juan Guaidó recuperó parte de su capacidad movilizadora tanto en la capital como en otras ciudades del interior.

«El objetivo de hoy se ha cumplido: en todo el país demostramos que no hay miedo», dijo Guaidó en Caracas. De acuerdo con el portal Contrapunto, el legislador «tiene a su favor un entorno económico y social de descontento generalizado». Sin embargo, «esto debe ser refrendado con una demostración de músculo político en el terreno». Y todavía se está lejos de las multitudinarias manifestaciones de los primeros meses del 2019. Con este objetivo, Guaidó, reconocido por Estados Unidos y otros 54 gobiernos como «presidente encargado» de Venezuela, convocó a los ciudadanos a volver a marchar mañana jueves.

«Queda claro que la dictadura tiene miedo. Están solos. Nosotros, en cambio, le ofrecemos garantías al mundo», dijo mientras se desplazaba por los barrios acomodados de la capital. La manifestación tenía que desembocar frente a la sede de la Asamblea Nacional (AN). Un cordón de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) le impidió el paso. «Aquí está la representación legítima del pueblo, representamos a la Asamblea, a los estudiantes y los profesores, es el momento de ponerse del lado del pueblo. Ustedes están desesperados, me lo han dicho sus superiores», les gritó Guaidó a unos uniformados impertérritos. «Tu familia está fuera del país, la mía también. Ustedes tienen hambre como nosotros. Está la posibilidad de hacer la diferencia. No tienen por qué recibir órdenes de los cubanos», les dijo también. La tensión fue en aumento y el diputado quedó en el medio de los incidentes entre la Guardia Nacional y algunos caraqueños, en los que se lanzaron gases lacrimógenos y pedradas.

POSIBLES COMICIOS / El enfrentamiento no pasó a mayores. La marcha se dirigió entonces hacia el barrio de Las Mercedes. En la plaza Alfredo Sadel celebró un pleno el grupo de la Asamblea Nacional fiel a Guaidó, que aprobó un nuevo plan de acción para forzar la salida del poder de Maduro. El otro sector legislativo, encabezado por el diputado Luis Parra, reivindica la legitimidad del Congreso y negocia a hurtadillas con las autoridades ejecutivas, entre otras cosas una reforma del Consejo Nacional Electoral (CNE), de cara a los problables comicios legislativos de fin de año.

Los seguidores de Maduro también ocuparon una zona de Caracas. «La derecha ha convocado a lo largo de un mes. ¿Qué ocurrió? Lo mismo que ha ocurrido en las últimas convocatorias: ¡Nada!», dijo Diosdado Cabello, el número dos del Gobierno. «En ese sector cada quien anda por separado, mientras el pueblo chavista está en defensa de la ANC y de la paz del país».

En medio de la pugna política, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, volvió a referirse a la realidad venezolana. Su oficina, dijo, «sigue recibiendo denuncias de tratos crueles, inhumanos o degradantes» a los opositores detenidos en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar en Caracas. Cabello no se demoró en responderle. «Bachelet está inhabilitada para opinar sobre Venezuela, para hablar de derechos humanos, cuando ella calla ante lo que ocurre en Colombia, Chile, El Salvador o Bolivia. En nuestro país reina la paz, tenemos estabilidad», dijo.