Las inundaciones sin precedentes que asuelan desde el pasado viernes Luisiana (sur de EEUU) han dejado seis muertos y a más de 10.000 personas en refugios, mientras continúan hoy las tareas de rescate y el estado de emergencia.

Las lluvias torrenciales del fin de semana obligaron a declarar como zonas de desastre Tangipahoa, St. Helena, East Baton Rouge y Livinstong, cuatro parroquias (distritos) del estado de Luisiana, que tiene esta división territorial equivalente a los condados del resto del país.

El balance de víctimas se mantiene en los seis confirmados el domingo, entre ellos una abuela que murió salvando a su nieto cuando ambos trataban de escapar de su vehículo inundado.

En los últimos tres días, 20.000 personas han sido rescatadas de sus casas y vehículos y más de 10.000 están en refugios, en su mayoría situados en el área de Baton Rouge, la capital del estado.

Unas 3.000 personas permanecen en el complejo de los estudios audiovisuales Celtic y otras miles se refugian en el Baton Rouge River Center, un gran centro de artes escénicas que también se usó durante el huracán Katrina de 2005, que devastó la costa del Golfo de México y provocó el mayor número de víctimas mortales en Nueva Orleans, la mayor ciudad de Luisiana.

Tras esa catástrofe, Baton Rouge dobló su población con 250.000 nuevos residentes procedentes de Nueva Orleans y llegados, en la mayoría de los casos, sin nada.

Ahora es Nueva Orleans la que tiende la mano a la capital estatal, como recoge hoy en un cariñoso editorial el diario local "The Times-Picayune".

Algunas de las personas que abandonaron Nueva Orleans y empezaron una nueva vida en Baton Rouge tras el Katrina están ahora reviviendo esa pesadilla alojadas en refugios y temiendo haberse quedado, de nuevo, sin hogar.

Más de 2.700 viviendas están inundadas, la mayoría en Baton Rouge y Livinsgton, y se prevé que ese número aumente en las próximas horas porque, aunque las lluvias amainaron el domingo, la crecida del agua sigue siendo peligrosa en buena parte del estado, según la última información del gobierno estatal.

De las 11.000 personas registradas en la página web "disasterasistance.gov" para recibir ayuda federal tras un desastre, 8.000 de ellas proceden de las parroquias afectadas por las inundaciones.

Los residentes de las parroquias declaradas como zona de desastre pueden pedir ayuda federal de hasta 32.000 dólares para rehabilitar sus hogares, aunque no tengan seguro de inundaciones.

La agencia de emergencias de EEUU (FEMA, por su sigla en inglés) proporcionará 1,2 millones de litros de agua y 750.000 comidas a los desplazados, mientras espera que termine la fase de búsqueda y rescate para abrir sus centros de recuperación.

El gobernador del estado, John Bel Edwards, visitará hoy la zona afectada después de calificar las inundaciones de "históricas" y "sin precedentes" el domingo en rueda de prensa.

Edwards ha pedido a los residentes que "no salgan a ver qué pasa" y eviten usar sus vehículos si no es estrictamente necesario porque "la situación es grave y no ha concluido".

Las personas que están a salvo en sus hogares deben permanecer en ellos hasta nuevo aviso, insisten las autoridades.

Las inundaciones obligaron a cerrar centenares de carreteras y en algunas áreas la situación está empeorando por la crecida del agua.

Las autoridades han podido rescatar finalmente a todas las personas atrapadas en la autopista interestatal 12, entre Baton Rouge y Covington, pero decenas de coches siguen estancados en la vía anegada.

Las labores de rescate en Baton Rouge se vieron dificultadas el domingo por la caída del servicio de comunicaciones de la compañía AT&T durante las primeras horas del día, al inundarse una de sus instalaciones en la zona.

Las lluvias torrenciales también afectaron, aunque en menor grado, al vecino estado de Misisipi, que sigue también en estado de emergencia ante el riesgo de la subida del agua.