Venezuela se acerca a ciegas al desenlace de su conflicto interno. La Asamblea Nacional (AN), controlada por Guaidó, puso en marcha el debate de un «Estatuto de la transición», nombró diplomáticos y se propone designar autoridades judiciales como si el Gobierno de Nicolás Maduro ya fuera parte de la historia. El zarpazo económico de Estados Unidos contra la petrolera estatal, PDVSA, no solo fue celebrado por los opositores. Le dio más bríos y certezas para proclamar, según el diputado Juan Miguel Matheus, que el cambio no solo es compartido en las calles sino «un dato en los cuarteles». A esa misma hora, Maduro encabezó un ejercicio en una base militar, junto con la cúpula de las Fuerzas Armadas. «Leales siempre, traidores nunca», dijo.

En una Caracas que oscila entre el entusiasmo, el aferramiento al estado de las cosas y el miedo a lo que puede venir, mientras, a la par, observa de reojo los vaivenes del dólar, el fiscal general Tareck William Saab inició una investigación preliminar contra Juan Guaidó, a quien la AN «encargó» la presidencia del país. Saab le prohibió salir de Venezuela y bloqueó sus cuentas bancarias. «No desestimo las amenazas ni la persecución», dijo Guaidó. Por lo pronto, el diputado a quien EEUU y sus aliados ya reconocieron como mandatario interino seguía en sus ambiguas funciones y eso era interpretado en la AN como un signo de debilidad del Gobierno o, al menos, un indicio de sus debates internos. Desde Bogotá, el ministro de Exteriores colombiano, Carlos Holmes Trujillo, llamó a respetar «el símbolo de la legitimidad naciente en Venezuela». Horas antes de recibir al jefe del Comando Sur del Ejército norteamericano, Mark Stammer, Trujillo fue más lejos y pidió llevar a Maduro ante el Tribunal Penal Internacional.

GOLPE CONTRA PDVSA / De forma paralela, Maduro comienza a hacer un ejercicio de inventario de los daños que provocan las sanciones contra PDVSA. Más allá de haber anunciado «acciones políticas y legales ante tribunales de EEUU y el mundo» por un bloqueo de activos que alcanza los 7.000 millones de dólares y hasta 11.000 millones en concepto de exportaciones, el Gobierno percibe que las acciones en su contra pueden empeorar. Las sanciones financieras anteriores ya habían alcanzado, según el ministro de Exteriores, Jorge Arreaza, 23.000 millones de dólares.

«El imperio piensa que es el momento de someternos. Tienen como objetivo quitarnos riquezas y territorio. Quieren robarnos CITGO (Petroleum Corporation)», dijo Maduro sobre la empresa venezolana que refina petróleo y comercializa gasolina, lubricantes y petroquímicos en Estados Unidos.? Días antes, un banco inglés se negó a devolver a Caracas 1.200 millones de dólares. «No regresaremos al siglo XX. Daremos esta batalla por Venezuela, Latinoamérica y los pueblos del mundo», dijo Maduro.

Venezuela envió el año pasado un promedio de unos 500.000 barriles de crudo por día a EEUU, prácticamente la mitad de lo que el país exporta a todo el mundo. Mientras que las ventas a China y Rusia sirven para pagar deudas con esos países, las operaciones con EEUU aportan dinero fresco a un país en el que el crudo representan el 96% de sus exportaciones.

En este contexto, la oposición prepara dos manifestaciones que quiere presentar ante la comunidad internacional como demostración de su fuerza y legitimidad, mientras que el chavismo tampoco piensa en desmovilizarse. Durante los fogosos debates de la AN, el exchavista Eustaquio Contreras instó a «crear las condiciones» para consensuar una «transición ordenada», no sin advertir los riesgos de las «polarizaciones radicales». Por eso llamó al Gobierno y a Guaidó a sentarse a negociar. «O hay entendimiento, o hay una matanza», dijo.