Los escasos cartuchos de humo de gas lacrimógeno lanzado ayer por la Guardia Nacional Bolivariana en la frontera entre Venezuela y Colombia poco tienen que ver con una disminución del conflicto. Después de fracasar el primer intento de romper los cordones militares con un pasillo humanitario, la alianza antimadurista parece haber llegado a la conclusión de que se necesitan dar pasos más audaces para acelerar los cambios.

El representante de Juan Antonio Guaidó ante el Grupo de Lima, Julio Borges, dijo que hoy les propondrá a sus 12 países integrantes adoptar «posiciones firmes que signifiquen una escalada en medidas diplomáticas, políticas y de uso de la fuerza en contra del régimen». Lo sucedido con los alimentos y medicinas donados en gran parte por EEUU «abre las puertas a una estrategia más determinante, definitiva e inmediata». La reunión en Bogotá contará con la presencia de Guaidó y el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, quien ayer dijo que Nicolás Maduro tiene los días contados.

OPCIONES ABIERTAS / El sábado por la noche, cuando se contabilizaban los heridos y víctimas de las protestas, Guaidó ya había avanzado en la senda anunciada por Borges. «Debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta patria». Mientras los camiones con alimentos y medicinas esperan en las fronteras, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía se preparan, junto con Pompeo, para consensuarlas.

El ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, expresó sus diferencias con la hoja de ruta insinuada. «Hemos advertido claramente de que no apoyaríamos y condenaríamos firmemente cualquier intervención militar extranjera, que esperamos que no se produzca». La solución del conflicto debe ser «democrática» y «pactada entre los venezolanos». Pasa por «la convocatoria de unas elecciones presidenciales», agregó Borrell.

El Gobierno de Maduro cantó victoria ante la oposición a lo largo de ayer. El ministro del Interior, Néstor Reverol, dijo que han sido capturados varios sicarios «contratados por la oposición» que pretendían cometer asesinatos selectivos. El ministro de Comunicaciones, Jorge Rodríguez, aseguró que fue «rechazada» una agresión contra el territorio. «La Cruz Roja Internacional señaló que la falsa ayuda humanitaria no cumplía con ninguno de los principios básicos de ayuda». Para Rodríguez, el incendio de un camión con alimentos fue apenas un «montaje» con el que se busca sensibilizar opiniones.

ESTADO DE ÁNIMO VARIABLE / El analista político Luis Vicente León, de escasa simpatía por Maduro, definió el estado de ánimo de una parte de los venezolanos que pensaban seriamente en el 23-F como un punto de quiebra de la historia. «Todavía me impresiona como varía la opinión pública. Un día cree que todo está listo y enfría el champán y el otro piensa que todo se acabó y es imposible ganar». Maduro, recordó, por ahora tiene «el control territorial y militar completo». La deserción de casi 100 soldados y suboficiales no cambia el curso de los acontecimientos.

El expresidente de PDVSA, Rafael Ramírez, dijo que la sociedad debe preguntarse si está dispuesta a «llevar a sus hijos a la guerra». Enfrentado con el Gobierno desde el 2017, Ramírez considera «criminal el llamamiento de la oposición a una intervención militar». Pero «igual de criminal e irresponsable es la actuación genuflexa, fofa, de Maduro».