Todo el mundo espera con expectación la intervención este martes de Donald Trump ante la Asamblea General de Naciones Unidas, su debut en el foro, pero antes que él se ha estrenado el nuevo Secretario General, Antonio Guterres. Y si el lunes los dos hombres coincidían en abogar por una reforma de la organización, esta mañana el portugués no ha eludido dirigir al mandatario estadounidense críticas, aunque sin referirse a él directamente.

En su discurso, Guterres ha hablado de “sociedades fragmentadas” y de un “discurso político polarizado” y su radiografía ha incluido también la decreciente confianza entre países, que cae ”empujada por los que demonizan y dividen”. “Somos un mundo en pedazos, tenemos que ser un mundo en paz”, ha dicho.

A continuación ha marcado siete amenazas y pruebas que enfrenta la comunidad mundial, subrayando el peligro nuclear como la primera de ellas y ha señalado directamente a las “provocaciones” de Corea del Norte. Pero Guterres también ha advertido de que “cuando las tensiones suben se incrementa también la posibilidad de un error de cálculo”. Y se ha hecho imposible no pensar en los tuits y declaraciones de Trump (que ha prometido “fuego y furia”) cuando el secretario general de la ONU ha dicho: “La retórica exaltada puede llevar a malentendidos fatales”. “La solución debe ser política”, ha declarado. “No debemos recorrer sonámbulos el camino hacia la guerra”.

Guterres ha marcado como segunda amenaza global el terrorismo y ha pedido no solo “cooperación internacional más fuerte”, sino “hacer más para lidiar con las raíces de la radicalización”. También ha asegurado que la experiencia ha enseñado que “enfoques de mano dura” son contraproducentes.

Brimania, guerras y conflictos estancados

En su mapa de un mundo “en problemas” el secretario general ha señalado como tercer punto los conflictos irresueltos y las violaciones sistemáticas del derecho humanitario internacional. Ha abierto esa parte de la intervención hablando de la crisis en Birmania, criticando un “ciclo vicioso de persecución, discriminación, radicalización y represión violenta” de los rohinyas.

Guterres también ha recordado que “nadie está ganando las guerras de hoy”, recordando conflictos abiertos en Siria, Yemen, Sudán del Sur, el Sahel, Afganistán... Ha afirmado que “no seremos capaces de erradicar el terrorismo si no resolvemos los conflictos que están creando el desorden en que florecen los extremistas violentos”.

En este capítulo ha abordado también el conflicto entre palestinos e israelís. “No debemos dejar que el estancamiento del proceso hoy lleve a la escalada de mañana”, ha dicho, señalando que “la solución de dos estados sigue siendo el único camino hacia delante y debe ser buscado con urgencia”.

Cambio climático

En otro de los dardos que aunque sin nombre propio ponen en la diana a Trump Guterres ha marcado como cuarta amenaza global el cambio climático. “La ciencia es irrefutable”, ha dicho el secretario general, que ha recordado que los desastres naturales se han cuadriplicado desde 1970 y ha instado a “salir del camino de emisiones suicidas”, urgiendo también a los gobiernos a “aplicar con más ambición el Acuerdo de París”, el tratado global del que Trump precisamente ha elegido retirarse.

El exprimer ministro luso socialista ha abordado también en su discurso como amenaza global las “desigualdades crecientes que minan los fundamentos de la sociedad”. Destacando que “ocho hombres representan tanta riqueza mundial como la mitad de la humanidad”, Guterres ha recordado que “con una riqueza de activos mundiales de billones, no sufrimos de falta de fondos”. Ha advertido también del “lado oscuro de la innovación”, subrayando que las amenazas de seguridad se acentúan y denunciando que “los gobiernos y las organizaciones internacionales no están preparados para esta nueva situación”.

Refugiados y migrantes

El último punto del discurso de Guterres ha abordado el tema de la movilidad humana, expresada en refugiados, desplazados e inmigrantes, que se ha negado a definir como una amenaza “aunque algunos lo hagan”. Y ahí también ha criticado indirectamente a Trump, cuando ha dicho: “Me duele ver la forma en que refugiados y migrantes han sido estereotipados y convertidos en chivos expiatorios y ver a figuras políticas agitar resentimiento en busca de ganancias electorales”.

Guterres, que antes fue alto comisionado para los refugiados en la ONU, ha asegurado que “no enfrentamos una crisis de refugiados, enfrentamos una crisis de solidaridad. En vez de puertas cerradas y hostilidad abierta, necesitamos reestablecer la integridad del régimen de protección de refugiados y la simple decencia de la compasión humana”, ha dicho. “Las cifras que enfrentamos pueden ser gestionadas compartiendo realmente globalmente la responsabilidad”.

También ha advertido que “la inmigración siempre ha estado con nosotros y está aquí para quedarse” y ha generado una ronda de aplausos al afirmar: “La inmigración segura no se puede limitar a la élite global”.