Europa respira un poco más aliviada. Tras una campaña tensa y meses en los que el líder islamófobo Geert Wilders lideraba todas las encuestas, los Países Bajos han parado los pies este miércoles al auge de la ultraderecha. A pesar de que, con el 90% del voto escrutado, el Partido de la Libertad (PVV) ha mejorado con respecto a los comicios del 2012 y ha obtenido el segundo puesto con 20 diputados, los resultados son peores que sus expectativas. “Después de ver qué ha pasado con el 'brexit' y la victoria de Donald Trump, los neerlandeses han dicho basta al camino del malpopulismo”, ha celebrado el primer ministro, el liberalconservador Mark Rutte, exultante ante sus seguidores.

El crecimiento de los nacionalistas ha quedado empañado la victoria de su principal contrincante. El Partido por la Libertad y la Democracia (VVD), encabezado por Rutte, ha resistido al desgaste de casi siete años en el gobierno y ha logrado 33 diputados, ocho menos que en el 2012, resultados que refuerzan su liderazgo. Rutte, exultante, ha asegurado que los holandeses "han rechazado el tipo equivocado de populismo" y que para Holanda se abre "una primavera patriótica".

La ultraderecha queda en segundo lugar del podio, con los cristianodemócratas de la CDA y los liberales de D66 pisándole los talones, ambos con 19 diputados. Mientras, los Verdes han logrado un avance histórico, pasando de cuatro a 14 diputados.

“Nos habíamos fijado vencer al populismo y lo hemos conseguido. Estoy convencido que Francia y Alemania seguirán el mismo camino que ha tomado los Países Bajos”, ha añadido la ministra de defensa Jeanine Hennis-Plasschaert.

Los números de Rutte han mejorado especialmente durante la última semana gracias a la crisis diplomática con Turquía. A pesar de que Wilders trató de capitalizar el choque con Ankara agudizando su mensaje islamófobo, la contundente respuesta del líder liberalconservador prohibiendo a los ministros turcos hacer campaña para el referéndum que puede otorgar más poderes al presidente Recep Tayyip Erdogan ha gustado a los neerlandeses y eso se ha traducido en las urnas.

HUNDIMIENTO SOCIALDEMÓCRATA

Mucho más severos han sido los resultados con los laboristas del PvdA, que tras formar parte de la coalición de gobierno con el VVD ha sufrido un intenso desgaste. Así, el partido en el que milita el expresidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem ha vivido su propia ‘pasokización’ y se ha desplomado, pasando del 24,8% del 2012 que les permitió gobernar a un paupérrimo 6%, el peor resultado de esta histórica formación neerlandesa.

Esa debacle de la izquierda hegemónica, un fenómeno cada vez más habitual en el continente, lo han capitalizado otras formaciones de distinto perfil como la CDA (8,5% al 12,7%) y D66 (del 8% al 12,7%) pero sobretodo los verdes. Los ecosocialistas del treintañero Jesse Klaver, a quien comparan con el premier canadiense Justin Trudeau, son la gran sensación de estas elecciones y se convierten en el partido que más rápido crece en todo el arco político neerlandés, pasando de un residual 2,3% en 2012 a un histórico 11% que les pone en las quinielas para formar parte del nuevo gobierno. “Estamos cansados de tanta polarización”, ha asegurado su eurodiputada Kathalijne Buitenweg. Los socialistas (SP) han caído ligeramente al 9,3%, situándose como sexta fuerza.

La atomización política del país, que con hasta 13 formaciones en el Parlamento es un caso único en Europa, ha permitido que entre las minoritarias destaquen tres fenómenos curiosos. El Partido Animalista (PvdD), el único de estas características que tiene representación parlamentaria en todo el mundo, se ha afianzado con un 3% que supone un máximo histórico. Por otro lado, la formación DENK, escisión de los laboristas capitaneada por dos políticos de origen turco, entra por primera vez en la Tweede Kamer con un 2% del voto, lo que supone una victoria para la comunidad musulmana neerlandesa. También entra el parlamento 50 PLUS, que se ha alzado como defensor de los mayores de edad. Otro resultado llamativo de estas elecciones es la mejora de los partidos que se centran en combatir el cambio climático, subiendo del 15% al 31%.

GOBIERNO A CINCO BANDAS

La compleja diversidad del sistema político neerlandés hace que gobernar sea un poco más complicado que lo que pueda parecer en la noche electoral. Para tener una mayoría cómoda el ejecutivo debe contar con 76 escaños. Eso fuerza al VVD de Rutte a buscar una amplia coalición de cuatro o cinco partidos en la que CDA, D66 y GL tomarán partido. “Será complejo y será difícil pero este país necesita un gobierno estable”, ha añadido la número dos del VVD.

A pesar de que estos comicios pueden leerse como una contención de lo que podía parecer una nueva pieza del dominó populista mundial, la formación ultraderechista sigue manteniendo una base electoral sólida. Así, según ha avanzado el canal neerlandés RTV, Wilders ha quedado muy cerca de la victoria en Rotterdam, la segunda ciudad más poblada de los Países Bajos. A partir de mañana, volver al país a su tradición de consenso y esquivar la agenda anti-inmigración serán los principales objetivos de los vencedores.

LA MAYOR PARTICIPACIÓN EN 31 AÑOS

Las elecciones de este miércoles han sido las más mediáticas y tensas que se recuerdan en los Países Bajos. Eso también se ha traducido en una mayor movilización ciudadana que ha obligado a grandes ciudades como Utrecht, La Haya o Rotterdam a cerrar los colegios a las once de la noche, dos horas más tarde de lo estimado. Así, la participación ha pasado del 74,6% del 2012 a un 82%, lo que supone el nivel más alto de los últimos 31 años. Este factor ha contribuido a debilitar a la formación populista de Wilders, ya que los islamófobos se benefician electoralmente cuando la ciudadanía se moviliza menos. “Ha sido una fiesta de la democracia con colas tan largas en los centros de votación. No había visto esto desde hacía mucho tiempo”, ha asegurado Rutte.