Un conservador en la Casa Blanca es sinónimo de mano dura contra el aborto. Mientras gran parte de Europa mira con escepticismo el nuevo ejecutivo del presidente Donald Trump, los Países Bajoshan decidido responder a las intenciones prohibitivas de los Estados Unidos. Así, la ministra holandesa de Comercio Internacional y Cooperación al Desarrollo, Lilianne Ploumen, aseguró que el gobierno trabajaría en la creación de un fondo internacional para ayudar a las mujeres a “seguir teniendo el control de sus propios cuerpos”.

Aunque aún no se han concretado más detalles, la contrapropuesta holandesa se dirige a los gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales de todo el mundo a quienes pide “ayuda” para cooperar, impulsar y promover la libertad a un aborto libre y sin riesgos. De esta manera, los Países Bajos responden críticamente a la decisión del presidente Trump de prohibir a las organizaciones que reciben ayudas del gobierno estadounidense invertir parte de sus fondos a proveer servicios de aborto o consejos sobre el tema en el extranjero. El decreto también restringe que eso se haga incluso con dinero no subvencionado por Washington.

Ploumen ha lamentado esa decisión asegurando que en lugar de reducir el número de abortos desembocará en “un aumento de las prácticas irresponsables y de la muerte de mujeres”, una opinión compartida por Planned Parenthood, la organización federal estadounidense que bajo el mandato de Barack Obama ha ofrecido atención médica a las mujeres que no pueden permitírselo y que ahora está amenazada por la llegada del ultraconservadurismo religioso a la Casa Blanca.

“MÁS MUJERES VÍCTIMAS”

De esta manera el gobierno holandés se alza en voz crítica contra el trumpismo en Europa y en defensora de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres a falta de menos de dos meses para que se celebren unas elecciones generales en las que la mayoría de encuestas dan al populista e islamófobo Partido por la Libertad(PVV) de Geert Wilders como vencedor. Así, el mensaje lanzado por el actual ejecutivo, formado por la coalición entre conservadores y socialdemócratas, tiene una doble lectura.

Esta medida prohibitiva contra el aborto no es una novedad en los Estados Unidos. Impulsada en 1985 por Ronald Reagan todos los presidentes republicanos han implantado esta medida, conocida como Política de Ciudad de México mientras que los demócratas la han revocado durante los primeros días de su gobierno. Según apuntó el no menos controvertido portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, el nuevo decreto “finalizará el uso de dólares de los estadounidenses para financiar abortos en el extranjero”.

La medida de Trump contenta así a los sectores más recalcitrantes del partido republicano pero llega pocos días después de la masiva manifestación de la Marcha de las Mujeres, en la que el derecho al aborto libre fue una de las principales proclamas. En el pasado Trump se había declarado partidario del derecho al aborto pero durante la campaña viró hacia conservadurismo religioso de sus bases e incluso llegó a sugerir que se debería castigar a las mujeres que abortaran. Así, el magnate inmobiliario inaugura un nuevo capítulo en su ya polémico trato a las mujeres.