Desde que renunció a optar a un segundo mandato, François Hollande se había mantenido al margen de la campaña electoral, limitándose a advertir de los riesgos de una victoria de la ultraderecha. Sin embargo, el sorprendente avance en los sondeos del izquierdista Jean Luc Mélenchon ha sacado al presidente francés de su silencio.

La posibilidad de que el líder de Francia Insumisa, y antiguo miembro del Partido Socialista, acceda a la segunda vuelta de las presidenciales inquieta al jefe del Estado. “Hay un peligro frente a las simplificaciones, frente a las falsificaciones, que hace que se mire el espectáculo de un tribuno más que el contenido de su texto”, ha dicho en una entrevista a Le Point. “Esta campaña huele mal”, ha añadido.

En una campaña que no arroja más que sorpresas, la última la ha dado Mélenchon al colarse en el grupo de cabeza con una intención de voto que ronda el 19%, desbancando al candidato socialista, Benoît Hamon, y disputándole seriamente el tercer puesto al conservador François Fillon.

Los favoritos para pasar a la final siguen siendo la ultraderechista Marine Le Pen y el centrista Emmanuel Macron, pero en la última semana los dos han perdido el fuelle que ha mostrado el candidato de la izquierda radical que tiene puntos en común con Podemos o el laborismo de Jeremy Corbyn.

Mélenchon propone un cambio total de paradigma. Quiere una nueva República, un nuevo modelo económico que conlleva aumentar de forma considerable el gasto público y un nuevo enfoque diplomático que mira más a Moscú y Latinoamérica que a la Unión Europea, de la que plantea una salida si no se renegocian los Tratados.

El ‘Chávez francés’, como lo bautizaba esta semana el diario conservador Le Figaro, asusta a los mercados y a la patronal francesa, cuyo presidente, Pierre Gattaz ha advertido de que el país vive un momento “histórico” y no le convienen “aprendices de brujo” económicos

También sus rivales en la carrera al Elíseo han empezado a disparar contra el líder izquierdista. “Tenemos al revolucionario comunista que era senador cuando yo todavía estaba en el instituto”, le ha soltado Emmanuel Macron criticando sin rodeos el cambio que Mélenchon, de 65 años, pretende encarnar.

Para el candidato de Francia insumisa este impulso en los sondeos no es novedoso. En el 2012 vivió un episodio similar cuando las encuestas le daban un 17% de intención de voto que se tradujo luego en un 11% real.

Hace cinco años los electores dieron su voto útil a Hollande para cerrarle el paso a Nicolas Sarkozy pero hoy el contexto es el inverso. Los electores de izquierda podrían optar por Mélenchon a la vista del hundimiento en las encuestas del candidato socialista, Benoît Hamon.

Mélenchon araña votos también en la derecha de François Fillon y la ultraderecha de Marine Le Pen y está capitalizando con éxito el deseo de renovación y las ganas de darle una sacudida al sistema que muestra la sociedad francesa.

APUESTA VELADA POR MACRON

En la entrevista a Le Point, Hollande considera que la política francesa necesita renovarse y, en este sentido, considera “valiente” la apuesta de su ex ministro de Economía de lanzarse a las presidenciales aunque sostiene que su estrategia sólo ha dado resultados por un cúmulo de circunstancias.

El velado apoyo de Hollande no favorece a Macron, que intenta desvincularse de la herencia del presidente para no dar munición a sus contrincantes. El conservador Fillon centra sus ataques precisamente en eso, en identificar a Macron con el actual inquilino del Elíseo.

De ahí que Macron haya invitado este jueves a Hollande a “presidir hasta el último segundo” y no inmiscuirse en la campaña. Según un sondeo de Ifop, el candidato de En Marcha! pierde terreno: 22,5% frente al 19% de François Fillon.