El último informe de la ONU sobre la guerra de Siria afirma que “los horrores son generalizados y crónicos” y los civiles son “las primeras víctimas” del conflicto, “atacados deliberadamente por todos los bandos beligerantes”. La ONU quiere llevar al Tribunal Penal Internacional las atrocidades de Siria: bombardeos contra civiles (viviendas, hospitales, escuelas), uso de armas químicas, ejecuciones, torturas, violaciones y desapariciones. Pero un intento de hacerlo en el 2014 fracasó cuando Rusia y China lo vetaron.

“Las fuerzas gubernamentales bombardean indiscriminadamente áreas civiles densamente pobladas (a menudo con bombas de barril). Han matado a niños haciendo cola para recibir pan, hay familias destruidas en muchas regiones del país”, indica un informe del 2015 de la oenegé Amnistía Internacional (AI), que ha documentado el uso de bombas de racimo, prohibidas a nivel internacional. El régimen también ha torturado y ejecutado a niños.

EJECUCIONES SUMARIAS

“Los grupos armados bajo la bandera del Ejército Sirio Libre y otros han cometido un número creciente de abusos serios y posibles crímenes de guerra (…) Han llevado a cabo ejecuciones sumarias de personas bajo su custodia. Hemos hallado pruebas de abusos horribles contra soldados del Gobierno capturados”, afirma AI.

EEUU y Europa acusaron a Damasco de haber matado con gas sarín a centenares de personas en Al Guta, un suburbio de la capital controlado por rebeldes, en el 2013. El Gobierno sirio culpó a los opositores armados de la masacre. Para evitar una intervención militar de EEUU, Damasco aceptó destruir su arsenal de armas químicas, pero la ONU documentó el uso de químicos posteriormente.

ESCLAVAS SEXUALES

El EI también ha utilizado armas químicas y ha perpetrado todo tipo de crímenes. Ha torturado a adultos y niños y los ha ejecutado por decapitación, lapidación, lanzamiento desde edificios o los ha quemado vivos por no seguir su doctrina, profesar una religión que no sea el Islam, ser homosexual u otros motivos.

El EI ha violado a centenares de mujeres y niñas, las ha convertido en esclavas sexuales y las ha vendido, ha secuestrado y asesinado a locales y extranjeros y ha destruido joyas del patrimonio cultural sirio.