L a primera reacción crítica al nuevo pacto para la migración y el asilo anunciado el miércoles por la Comisión Europea no se ha hecho esperar. El primer ministro de Hungría, el conservador Viktor Orbán, uno de los líderes europeos más díscolos respecto a las políticas con los refugiados, consideró ayer que la normativa propuesta por Bruselas no significa «un gran avance», a pesar de que endurece las condiciones para los solicitantes de asilo. Las reticencias de Orbán recibieron el apoyo de Polonia, República Checa y Eslovaquia que, junto a Hungría, forman parte del denominado Grupo de Visegrado (V4).

«El gran avance vendrá cuando se acepte la propuesta húngara que dice que nadie puede pisar la Unión Europea sin tener el permiso para hacerlo o sin que su petición de asilo sea aceptada. Hasta ese momento tienen que permanecer fuera del territorio de la Unión Europea», dijo el primer ministro húngaro.

La nueva propuesta de Bruselas permite a los estados miembros evitar la acogida de refugiados y facilita y agiliza la expulsión de las personas que se encuentren en territorio europeo en situación irregular.

La normativa del Ejecutivo de la UE establece, sin embargo, que aquellos estados miembros que se nieguen a acoger a inmigrantes tendrán la responsabilidad de reenviar a sus países de origen a los que logren entrar o permanezcan de forma irregular, un requerimiento que el Grupo de Visegrado rechaza con firmeza. «Fundamentalmente carece de sentido, porque si no aceptamos migrantes, no podemos reenviarlos» a sus países, argumentó ayer el ministro de Exteriores checo, Andrej Babis.

«El enfoque básico no ha cambiado porque quieren administrar la migración pero no contener a los migrantes. Y son dos cosas distintas», insistió Orbán, que ayer se reunió en Bruselas – junto a sus homólogos Igor Matowic, de Eslovaquia; Mateusz Morawiecki, de Polonia, y el checo Babis– con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Para el primer ministro húngaro, el nuevo plan no representa «una ruptura». Por su parte, Morawiecki afirmó que el V4 defiende «políticas de más rigor y eficiencia en el control de fronteras, y ayudas a áreas que constituyen una fuente de migrantes a Europa». H