India recibió con celebraciones el ahorcamiento en la madrugada del jueves al viernes de los cuatro condenados por la tortura y violación de una joven en el 2012, un caso que conmocionó al país y contribuyó a endurecer la legislación, cerrando así más de siete años después un capítulo negro de la historia de la nación asiática. A pesar de las muestras de júbilo y la alegría de los padres de la víctima por la ejecución, organizaciones pro derechos humanos recordaron que la pena de muerte no acabará con las violaciones.

Antes del amanecer, a las 5.30 horas (0.00 horas GMT), las autoridades ahorcaron a la vez a los cuatro condenados por la violación que desató en el 2012 una ola de indignación en la India por su brutalidad, con protestas multitudinarias que duraron meses. Pawan Gupta, Vinay Sharma, Mukesh Singh y Akshay Thakur fueron ejecutados en la cárcel de Tihar (Delhi) mientras un grupo de manifestantes estallaba en cánticos en el exterior, bajo la atenta mirada de la Policía y un amplio despliegue mediático.

Solo el coronavirus eclipsó la primera ejecución desde el 2015 en la India, en un país que según el recuento oficial registra por ahora 206 infecciones y cuatro muertos, aunque especialistas creen que si se practicaran más test la cifra de afectados sería mayor.

ALIVIO DE MADRE / Pero nada iba a detener a Asha Devi, la madre de la estudiante de fisioterapia de 23 años bautizada mediáticamente como Nirbhaya (sin miedo, en hindi), que al fin pudo mostrar su alivio tras siete años de proceso judicial y continuas manifestaciones para endurecer el código penal contra las violaciones. «Por fin los han ahorcado, ha sido una larga lucha. Hoy -por ayer-hemos obtenido justicia, este día lo dedicamos a todas las hijas del país. Gracias a los jueces y al Gobierno», dijo Devi a los medios de comunicación, apenas minutos después de la ejecución.

La madre pronunciaba esas palabras con los cadáveres de los cuatro hombres todavía suspendidos en el cadalso, ya que la ley india requiere que permanezcan treinta minutos colgados antes de que un médico certifique la muerte.

Todo comenzó el 16 de diciembre del 2012 en Nueva Delhi, cuando seis hombres violaron y torturaron en un autobús en marcha a la joven, que había subido al vehículo con un amigo tras ver una película en un cine del sur de la capital. La joven fallecería 13 días después en un hospital de Singapur.

Cuatro de los acusados, ejecutados ayer, fueron sentenciados a muerte en el 2013; un quinto se suicidó ese mismo año en la cárcel, según la versión oficial, y el sexto, que era menor de edad, fue liberado después de permanecer tres años en un reformatorio.

Desde hace meses se había vuelto habitual ver a la madre de la víctima en los juzgados, con su marido en un segundo plano, reclamando la ejecución, al tiempo que mostraba su rabia por los continuos aplazamientos, hasta tres, desde el pasado enero. «Sabía desde el principio que muchas mujeres no obtienen justicia. Hay muchos casos pendientes y los retrasos eran de esperar, pero debido a las negligencias en el sistema se ha demorado excesivamente», sentenció la abogada de la familia de la víctima, Seema Kushwaha, en compañía de Devi. La madre se despidió con la mano en alto haciendo el símbolo de la victoria. El primer ministro indio, Narendra Modi, también mostró su satisfacción. «La justicia ha ganado. Es de suma importancia garantizar la dignidad y la seguridad de las mujeres», reaccionó en Twitter.

90 denuncias al día / Tras la muerte de Nirbhaya en el 2012, el proceso llegó a los tribunales en el 2013 y ese mismo año un tribunal condenó a cuatro de los atacantes a la horca. En el 2017, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia, pero la orden de ejecución no llegó hasta el pasado enero. Sin embargo, los cuatro condenados multiplicaron las peticiones de clemencia y los recursos legales a su disposición, lo que llevó a fijar cuatro fechas para la ejecución. Incluso dos horas antes de que fueran ahorcados, el Supremo rechazaba la última de las peticiones. Solo en el 2018, India registró 33.556 denuncias por violación, 90 al día, según los datos del último informe de criminalidad del Ministerio del Interior, de las que solo un 27,3% terminaron en condena.