Indonesia celebra la jornada electoral más compleja del mundo. Alrededor de 193 millones de votantes registrados están llamados a las urnas este 17 de abril, para elegir al jefe de Estado de la tercera mayor democracia del mundo, que saldrá entre el candidato a la reelección, Joko Widodo, y el exgeneral Prabowo Subianto.

Los comicios constituyen las cuartas elecciones presidenciales directas y las quintas legislativas en los últimos 20 años y han transcurrido en un ambiente festivo y sin incidentes, consolidando paulatinamente un sistema alejado del autoritarismo previo del dictador Suharto.

Además, es la primera vez en la que las elecciones presidenciales, parlamentarias y regionales se celebran en el mismo día. Desde la jungla de Borneo hasta la capital Yakarta, los indonesios han votado este miércoles (en horario peninsular español) en el país musulmán más grande del mundo.

La extensa encuesta está liderada por el actual mandatario de Indonesia, según los primeros sondeos publicados unas horas después del cierre de los colegios electorales. Widodo ha logrado el 55,34% de los votos, mientras que su rival Prabowo ha conseguido el 44,67%, pero los resultados oficiales no se publicarán hasta mayo.

MÁS DE 200.000 CANDIDATOS

Un número récord de 245.000 candidatos de 16 partidos políticos aspiran a la presidencia, parlamentos nacionales y locales. La jornada electoral ha concluido tras ocho horas de votación, en un país de 5.000 kilómetros de extensión desde su extremo occidental hasta el oriental. "Estoy muy feliz porque todavía puedo votar pese a mi vejez, pero es muy complicado porque hay muchas papeletas de voto", ha expresado Suparni, una mujer de 79 años en Merauke, Papua.

La elección enfrenta al presidente saliente Widodo, de 57 años, del Partido Democrático Indonesio de la Lucha (PDI-P) --visto como un musulmán moderado en un país donde el Islam conservador tiene una gran aceptación--con el exgeneral Subianto, de 67 años, del Partido Movimiento Gran Indonesia (Gerindra) que quiere liderar el país con "mayor control".

Tras votar en Yakarta, el presidente, apodado Jokowi, se ha declarado "optimista" y ha mostrado su relajación al explicar que esperaría los resultados con sus familiares. Más ofensivo, el candidato de la oposición ha dicho que estaba "confiado" y ha subrayado que los indonesios "ya no querían ser engañados". La oposición de Prabowo, que ha hecho campaña con el nacionalismo, advirtió de que podría rechazar los resultados en caso de fraude y evocaciones provocadas.

LOS REFUGIADOS TAMBIÉN VOTAN

Ambos candidatos han defendido durante la campaña su credencial islámica en un país de más de 265 millones de habitantes, que ha visto aumentar la influencia islámica en los últimos años, y en el que el 88% del electorado son musulmanes. Si se confirma la victoria de Jokowi, algunos analistas esperan que tenga más libertad a la hora de realizar reformas al no tener aspiraciones electorales como durante su legislatura, que le han obligado a negociar con agrupacones islámicas, militares y partidos políticos conservadores.

En Bali, un votante de 65 años de edad, I Gusti Ketut Sudarsa, se ha mostrado entusiasmado después de votar: "Solo ocurre una vez cada cinco años, así que tenemos que usar nuestro derecho al voto". "Esto determinará la dirección de nuestra nación", ha añadido.

Mientras que en Palu, la ciudad devastada por un terremoto y un tsunami a fines de septiembre, los refugiados que viven en los campos también han acudido a votar. "Espero que el próximo presidente nos ofrezca lo mejor (...) de lo que es una casa porque todavía vivimos en un refugio", ha dicho Juna, evacuada del distrito destruido de Balaora.

DESAFÍO LOGÍSTICO

En el 2014, Jokowi ganó con una leve ventaja la elección frente al mismo oponente, quien rechazó en un primer momento los resultados. La campaña de hace cinco años estuvo marcada por los agresivos ataques por parte de ambos candidatos, que aumentaron los esfuerzos para seducir al electorado musulmán conservador, mientras que la proliferación de la información en las redes sociales también podría haber tenido un impacto en los votantes. Durante la reciente campaña electoral, la red social Facebook ha tomado medidas para limitar interferencias extranjeras y evitar la aparición de perfiles falsos, desinformación y bulos.

En los más de 800.000 centros de votación desplegados en el archipiélago, los votantes mayores de 17 años tienen que perforar las papeletas para elegir a sus candidatos y luego sumergir sus dedos en tinta certificada por halal, una medida diseñada para evitar votos múltiples.

Esta elección es un desafío logístico en un archipiélago de 17.000 islas entre el océano Índico y el Pacífico. El material electoral se envió por avión, barco, motocicleta, transportista o caballo de trabajo en las zonas más difíciles de alcanzar.

Influencia del Islam más conservador

El líder indonesio Widodo ha basado su campaña en la construcción de infraestructuras, incluida la primera línea de metro en Yakarta, que se inauguró en marzo, vispera de elecciones.

Sin embargo, según varias oenegés, su acción sobre la garantía de los derechos humanos no estuvo a la altura de las expectativas planteadas por el hombre que fue descrito como el Obama de Indonesia cuando llegó al poder por sus orígenes humildes y un cierto parecido físico.

El presidente Jokowi ha elegido al predicador islamista conservador Maruf Amin para que sea su candidato a la vicepresidencia. "Las elecciones presidenciales no son una guerra, sino la búsqueda del mejor líder", ha dicho Amin haciendo un llamamiento para una jornada electoral pacífica. Una estrategia destinada a hacer una promesa al electorado musulmán conservador, pero que preocupa a los más progresistas.

El exgeneral Subianto se ha acercado durante su campaña a los grupos islámicos más radicales y ha promovido un mayor gasto en defensa y seguridad. En el frente económico, ostenta una política proteccionista de "Indonesia primero" inspirada por Donald Trump y que prometió cuestionar miles de millones de dólares de la inversión china en el país.

Al candidato conservador que se presenta a sí mismo como un hombre duro le sirven sus lazos con el régimen del dictador Suharto, del que era yerno, y su polémico pasado militar. Fue expulsado en 1988 de las Fuerzas Armadas por su papel en el secuestro y desaparación de activistas a favor de la democracia después de la caída del régimen de Suharto en 1998 y fue acusado de graves abusos durante el conflicto en Timor Oriental.