“Cuando un barco sale de la costa de Turquía tiene carburante suficiente para llegar a las islas griegas. Cuando lo hace desde Libia solo puede llegar a 20 o 30 millas náuticas. No tienen ninguna oportunidad de llegar a la costa italiana porque los traficantes no les suministran suficiente gasoil para llegar a Italia y parten del principio de que van a ser salvados en cuanto dejen los puertos libios”. El director de la agencia europea de guardacostas y fronteras, Fabrice Leggeri, es muy consciente del drama al que se enfrentan los inmigrantes que intentan cruzar el Mediterráneo central y confirma que Italia seguirá siendo la prioridad número uno para la agencia, que estrena este mes renovados poderes.

El número de inmigrantes que llegan a Italia, al contrario de lo que ocurre en Europa donde ha caído el flujo de llegadas, se mantiene estable debido a que los barcos, sostiene Leggeri, van mucho más cargados que el año pasado, con una media de 160 personas a bordo frente al centenar de media del 2016. "Tenemos que seguir muy vigilantes en la zona del Mediterráneo", advierte.

A partir de ahora, los guardacostas europeos podrán participar por mandato -hasta ahora no lo tenían- en operaciones de rescate, recabar información sensible que distribuir entre las fuerzas de inteligencia y policías europeas y realizar análisis de riesgo para comprobar la vulnerabilidad de las fronteras exteriores. “No empezamos de cero porque ya hay cooperación con otras agencias como Europol, policías y servicios de inteligencia, pero en el mandato se incluye la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo y preocupaciones ligadas a esto que puedan ocurrir en las fronteras exteriores”, ha explicado durante una rueda de prensa en Bruselas.

PROYECTO PILOTO

Se trata, según Leggeri, de actuar como “un filtro” para recabar la máxima información posible con el objetivo de lanzar investigaciones y actuar contra traficantes y otros criminales ante la justicia. Una línea de trabajo que ya han empezado a testar en Italiapor medio de un proyecto piloto lanzado en enero de este año, que fue extendido posteriormente a España y que nace con la vocación de aplicarse en todas las fronteras exteriores. “Frontex ha estado interrogando a inmigrantes durante 10 años y solo este año hemos empezado a recolectar datos”, admite el responsable de la antigua Frontex sobre información como números de teléfono de los traficantes, sus nombres o cualquier dato que pueda ayudar a identificar a las mafias.

Leggeri también ha anunciado que la agencia ya ha escogido a los tres primeros países sobre los que lanzarán su primera evaluación de riesgos. Se trata de Alemania, Finlandia y Eslovenia, aunque también se ofrecieron voluntarios Rumanía, Letonia y Grecia. El objetivo de este examen será identificar si están equipados de forma adecuada para hacer frente a posibles crisis, como la llegada de golpe de 5.000 personas, y en caso de detectar deficiencias la agencia tendrá autonomía suficiente para activar operaciones. “No se trata de culpar a nadie, sino de apoyar y ayudar a los estados miembros”, ha precisado.

AUMENTAR LOS RETORNOS

Otro de los nuevos focos en los que la antigua Frontex reforzará su papel es la devolución de inmigrantes en situación irregular, el grueso según Leggeri de los que llegan a Italia. La tasa de retorno se mantiene en torno al 40% y la intención es que aumente de forma que los inmigrantes y traficantes reciban la señal de que serán devueltos. “Es una señal que puede lograr una reacción y reflexión en los países de origen. Es difícil, pero hay que mostrar que el retorno es una realidad”, ha reiterado recordando que para eso es fundamental que los gobiernos tengan evidencias sobre la procedencia de los inmigrantes. Este año, según sus cifras, la agencia ha coordinado ya el retorno de 7.200 inmigrantes irregulares frente a los 3.565 del año pasado.