En medio de los carnavales más austeros de la historia, los venezolanos esperan nuevos sobresaltos políticos. Juan Guaidó, el líder opositor a quien Estados Unidos y 50 países reconocieron como presidente "encargado" tras autoproclamarse en la calle, se prepara para retornar al país en las próximas horas. Convoco al pueblo venezolano a concentrarse, en todo el país, mañana a las 11:00 am, anunció por las redes sociales. La mirada de quienes lo siguen y rechazan estará puesta no solo en sus movimientos sino también en los del Gobierno. En caso de cumplir su palabra y regresar a Venezuela, Nicolás Maduro tendría ante sus narices un problema que se parece a la cuadratura del círculo: si hace cumplir la ley y arresta a Guaidó por haber abandonado el país sin autorización judicial, afrontará una reacción interna e internacional que puede agudizar todavía más el conflicto. Pero si las advertencias del Gobierno y la fiscalía quedan en el aire y el "presidente encargado" entra, el Palacio de Miraflores habrá mostrado un inocultable signo de debilidad. Por lo pronto, Maduro prefiere hablar de los carnavales: "Nuestro pueblo se encuentra en todos los rincones del país disfrutando en paz y alegría". Al margen de las comparsas, la oposición redoblará las protestas a partir de este lunes.

Más allá de las movilizaciones, el conflicto tiene su epicentro en Guaidó. Antes de que abandonara Ecuador, el Gobierno de ultraderecha de Brasil pidió que la seguridad del joven dirigente de 35 años sea "plenamente respetada por aquellos que todavía controlan el aparato de represión del régimen" y que su regreso "ocurra sin incidentes". La Unión Europea (UE) también advirtió sobre los costos de una acción contra el presidente de la Asamblea Nacional (AN), quien "goza de la inmunidad otorgada por la Constitución". La alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini consideró que una eventual detención de Guaidó representaría una gran escalada de tensiones. La solución a la crisis, añadió, solo puede ser política, democrática y pacífica.

GUERRA DE PODERES

Estados Unidos impuso nuevas sanciones contra Venezuela y prepara otras. El endurecimiento externo, reconoció el analista Luis Vicente León, deteriora mucho más la economía y la calidad de vida de la población "antes de provocar el colapso del Gobierno", y puede también perjudicar a Guaidó por su asociación directa con EEUU. "Estamos en una guerra de poderes: el Gobierno sustentado en la fuerza militar y la oposición en sus aliados internacionales. Es absurdo pensar que será una contienda fácil y rápida, que se gana en la primera batalla. Quienes así piensan subestiman las raíces de una revolución que ha estado en poder durante 20 años. Pero eso no significa que no se deben esperar cambios. Eso sería subestimar la magnitud de la crisis, el deseo de la población y el compromiso de Trump en ese cambio, que tendrá mucho que ver a futuro con su reelección presidencial", añade León.

En este contexto, la presidenta del Senado ruso, Valentina Matviyenko, dijo que Moscú hará "todo lo posible" para impedir una intervención militar norteamericana en Venezuela. Esa opción, recordó días atrás el vicepresidente Mike Pence, está sobre la mesa aunque por ahora relegada.

FRONTERAS CERRADAS

Mientras tanto, Venezuela mantiene cerradas sus fronteras con Colombia, el país vecino que centraliza los acopios que la oposición ha intentado sin suerte por ahora entrar para atender necesidades alimentarias y de medicinas. Caracas también ha roto sus relaciones diplomáticas con Bogotá. El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, hizo saber cuáles son las condiciones de Venezuela para que se normalice el flujo en la zona limítrofe. "Tiene que haber un absoluto compromiso del Gobierno de Iván Duque de abandonar cualquier intención agresiva contra Venezuela, de abandonar cualquier apoyo a grupos violentos o agresivos que en este momento están en la frontera".