La represión se intensifica en la República Islámica de Irán a medida que se extienden también las protestas, que ayer se repitieron por sexta jornada consecutiva. Anoche, el balance era ya de 23 muertos y se estaban produciendo detenciones de forma masiva. Al menos 1.000 personas han sido arrestadas desde el pasado jueves en diferentes ciudades del país. Solo en la capital, Teherán, más de 450 personas han sido apresadas en los últimos tres días, según el vicegobernador provincial, Alí Asgar Naserbajt. Además, las autoridades judiciales amenazaron ayer a los manifestantes con acusarlos de delitos que pueden ser castigados con la pena de muerte.

El guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, rompió ayer por primera vez su silencio para acusar a los enemigos de Irán de unirse para desprestigiar y desgastar al régimen. «En días recientes, enemigos de Irán han utilizado diferentes instrumentos, incluido dinero, armas, y los aparatos políticos y de inteligencia, para crear problemas en la República Islámica», dijo. Jamenei no mencionó por su nombre quiénes son dichos enemigos, pero el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, Alí Shamjani, afirmó que EEUU, Gran Bretaña y Arabia Saudí están detrás de los disturbios en Irán. «Los saudís recibirán una respuesta inesperada de Irán y ellos saben lo seria que puede ser», subrayó en una entrevista con la cadena de televisión Al Mayadin, con base en Beirut (Líbano).

«ENEMISTAD CON DIOS» / Por su parte, el presidente del Tribunal Revolucionario de Teherán, Musa Ghazanfarabadi, advirtió también ayer que los detenidos se enfrentarán a castigos severos. «Cada día que pase y las personas sean detenidas, aumentará su crimen y castigo -afirmó- y nosotros ya no los consideramos manifestantes que ejercen derechos, sino personas que quieren perjudicar al régimen», según recoge la agencia iraní de noticias Tansim.

Ghazanfarabadi advirtió que los apresados serán juzgados pronto y que los cabecillas se enfrentarán a delitos graves, incluido el de moharebeh, un término islámico que significa guerrear contra Dios y que conlleva la pena de muerte. «Los que han estado presentes al frente de los disturbios serán acusados, entre otros delitos, de enemistad con Dios, ya que están relacionados con los servicios de inteligencia extranjeros y aplican sus programas», subrayó el presidente del Tribunal Revolucionario. Los arrestados pueden ser acusados también de «destrucción de bienes públicos y destrucción de bienes personales de la gente», explicó. «Para los que sean detenidos a partir del tercer día de los disturbios, tras el anuncio del Ministerio del Interior respecto a la ilegalidad de estas manifestaciones, su castigo va a ser más duro», añadió.

Por su parte, el viceministro del Interior, Hosséin Zolfaghari, informó que el 90% de los detenidos son menores de 25 años, lo que demuestra la frustración de la generación más joven por las dificultades económicas y la falta de libertad.

RIFIRRAFE CON TRUMP / La represión de estas protestas-que comenzaron por motivos económicos y pronto derivaron en políticas- ha provocado un nuevo rifirrafe entre el régimen de los ayatolás y el presidente de EEUU, Donald Trump. El jefe de la Casa Blanca lleva varios días tuiteando sobre la situación en ese país y ayer mismo escribió: «El pueblo de Irán por fin está actuando contra el brutal y corrupto régimen iraní. Todo el dinero que tan tontamente les dio el presidente [Barack] Obama fue a parar al terrorismo y a sus bolsillos». «El pueblo tiene poca comida, una gran inflación y ningún derecho humano. ¡Estados Unidos está vigilando!», agregó.

Teherán salió inmediatamente al paso de estas afirmaciones y recomendó a Trump que se ocupe de los problemas internos y del hambre y la pobreza en su país, en vez de intervenir en los asuntos de Irán. Es mejor que Trump «se ocupe un poco de los temas internos de su país y de asuntos como el asesinato diario de decenas de personas en conflictos armados, tiroteos en diferentes estados de EEUU y la existencia de millones de personas sin hogar y hambrientas allí», indicó en un comunicado el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Bahram Qasemí.

También la embajadora de EEUU en la ONU, Nikki Haley, elogió ayer «la valentía» de los manifestantes iranís y negó que las protestas estén dirigidas desde el extranjero. «Todos sabemos que esto no tiene sentido. Las manifestaciones son completamente espontáneas», aseguró.

La tensión en Irán está despertando la inquietud internacional, no solo en Washington. Canadá pidió ayer a las autoridades iranís que respeten «los derechos democráticos y los derechos humanos». En términos similares se expresó un portavoz del Ministerio de Exteriores francés, que recordó que «el derecho de protesta es un derecho fundamental».