Irán ha anunciado que rompe sus compromisos del acuerdo nuclear del 2015, en medio de la escalada de la tensión con Estados Unidos por el asesinato en un ataque estadounidense en Irak del comandante de la Fuerza Al Quds de la Guardia Revolucionaria iraní, Qasem Soleimani.

Según la televisión estatal de Irán, tras una reunión para determinar las medidas a adoptar, Teherán no siente la obligación de cumplir el acuerdo que firmó sobre su programa nuclear con EEUU, Rusia, Francia, Gran Bretaña, Alemania y China. Washington abandonó el pacto en mayo del 2018.

«La decisión de hoy determinará la política de Irán con respecto a la implementación del JCPOA (siglas en inglés del acuerdo nuclear)», subrayó poco antes el portavoz del Ministerio de Exteriores, Abas Musaví. Teherán ya dejó de cumplir algunos puntos y tenía previsto anunciar otra reducción en enero, que se ve afectada por «la situación actual».

Se temía que el asesinato de Soleimani afectara al pacto atómico, y el Servicio Europeo de Acción Exterior indicó que el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, ha invitado al ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, a Bruselas. Borrell subrayó «la importancia de preservar» el acuerdo nuclear iraní.

Las autoridades iranís ya superaron los límites impuestos en el acuerdo al almacenamiento de uranio y de agua pesada, así como a los niveles de enriquecimiento, y han puesto en funcionamiento centrifugadoras avanzadas. Borrell recalcó la necesidad de rebajar la tensión.

Irán afirmó ayer que Washington no se atreverá a atacarles y aconsejó a EEUU retirar sus tropas de Oriente Medio. Un antiguo jefe de la Guardia Revolucionaria, Mohsen Rezaei, indicó que «la ciudad israelí de Haifa y centros militares de Israel» podrían incluirse como objetivos de ataques en represalia. El líder de Hezbolá, Hasan Nasrala, llamó a las milicias chiís a atacar objetivos estadounidenses en Oriente Medio.

El cadáver de Soleimani llegó ayer a Teherán, donde iba a celebrarse una ceremonia que finalmente se realizó en Mashhad. Millones de iranís se lanzaron a la calle para rendirle homenaje.