Centenares de miles de iranís tomaron ayer las calles de sus ciudades, desafiando a la lluvia y el frío, para celebrar el 40º aniversario del triunfo de la Revolución Islámica, y mostrar su adhesión al sistema teocrático que se estableció en febrero de 1979 y que resiste, a pesar de las presiones de Estados Unidos y algunas potencias regionales, las sanciones económicas y el descontento de parte de la población.

En una intervención ante la multitud congregada en la plaza Azadi (Libertad) de Teherán, el presidente iraní, Hasan Rohaní, cargó contra EEUU en un tono más contundente que de costumbre. «La presencia de la gente en las calles de todo el Irán islámico significa que se han arruinado las conspiraciones planeadas por el enemigo, que nunca alcanzará sus objetivos», dijo Rohaní en referencia a Washington. «No hemos pedido y nunca pediremos permiso para desarrollar nuestro arsenal de misiles. Continuaremos nuestro camino militar y defensivo», agregó.

Estados Unidos, Europa, Arabia Saudí -el gran rival de Irán en Oriente Próximo- e Israel -que considera a Irán su enemigo público número uno- se oponen a los programas armamentísticos de Teherán, que consideran una amenaza. De la misma manera ven los iranís a estadounidenses, israelís y saudís y alegan que para defenderse de ellos y de otros peligros externos necesitan armas potentes.

EXHIBICIÓN MILITAR / Para demostrar que está bien preparado, el régimen de los ayatolás exhibe siempre su poder militar. El cuerpo de élite de los Guardianes de la Revolución exhibió ayer en las calles de Teherán misiles Qadr, con un alcance de 2.000 kilómetros, Ghiam, de 700 kilómetros, y Zolfeghar, de 800. Rohaní dijo a la multitud, entre cánticos de «Muerte a América», «Muerte a Israel» y «Muerte a los Al Saud» (por la familia real saudí), que la Revolución Islámica salvó al país «de la tiranía, la colonización y la dependencia» que suponía la monarquía del Sha Mohamad Reza Pahlaví.

«Esta nación consiguió establecer un sistema de República Islámica y un sistema independiente de gobierno», subrayó Rohaní, y añadió que el país también logró «frustrar las conspiraciones» de EEUU e Israel. «La vía de la revolución continuará del mismo modo que en los pasados 40 años», agregó el presidente iraní, y recalcó que las nuevas sanciones impuestas por Washington no romperán la República Islámica.

FINAL DEL IMPERIO PERSA / El Gobierno iraní convoca cada año el 11 de febrero una gran marcha en todo el país para demostrar el apoyo a la Revolución que en 1979 sustituyó al Sha por el ayatolá Ruhola Jomeini, Líder Supremo de la República Islámica, que el 1 de febrero de 1979 volvió del exilio. Los iranís recuerdan también el final oficial de 2.500 años de Imperio Persa.

En Teherán, decenas de miles de manifestantes se congregaron en la plaza Azadi y desfilaron por las principales calles de la ciudad con pancartas contra Washington y Riad y lemas como «la unión ha sido la clave del éxito de nuestra revolución».

Las autoridades iranís apelaron a la unión cuando el país se encuentra sumido en una profunda crisis económica que ha provocado protestas y huelgas sin precedentes en el último año. Teherán acusa a los estadounidenses y otros países de instigar las protestas y tratar de dividir a la población.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió restaurar las sanciones y abandonar el acuerdo nuclear multilateral firmado el 2015 con Obama en la presidencia, mientras que algunos responsables de su Administración han hablado de cambiar el régimen en Irán.

En el 2018 «nos impusieron muchas presiones económicas e intentaron destruir la unidad interna, pero lograron el resultado opuesto», manifestó a la agencia Efe el agricultor Abolfazl Hoseini, de 52 años, en la plaza Azadi. «Nuestra gente tiene que saber que, si damos un paso atrás, el Gobierno estadounidense se va a aprovechar. Durante un tiempo mencionaban el tema de la energía nuclear y ahora hablan de misiles, todo con el objetivo de que nos demos por vencidos», explicaba Hoseini durante la marcha. «Cuanta más presión el enemigo pone sobre nuestro pueblo, la gente muestra más unidad, resiste y con todo corazón defiende su revolución», repitió este agricultor.

Pero el convencimiento de que Irán logrará superar las dificultades no lo tiene, sin embargo, toda la población, cansada de restricciones económicas, pero también sociales.

Para las celebraciones se decretaron fuertes medidas de seguridad por miedo a que se produjera algún atentado como el del año pasado en un desfile militar en Ahvaz para conmemorar el 30º aniversario del final de la guerra entre Irán e Irak. Entonces, hombres armados mataron a tiros a 29 personas e hirieron a decenas.