Las protestas contra el régimen iraní continuaron ayer por tercer día consecutivo en varias ciudades del Estado persa con gritos de «muerte para el dictador», en referencia al guía supremo, Alí Jamenei, o «muerte a los mentirosos», por la negativa del Gobierno a reconocer hasta el pasado sábado que había sido un misil iraní el que derribó el avión de pasajeros ucraniano dos días antes. Las autoridades de Teherán rechazaron la acusación de que las fuerzas de seguridad dispararan contra los manifestantes estos días, a pesar de que algunos vídeos que han circulado por las redes sociales y que no han podido ser autentificados indicarían lo contrario.

Hasta ahora, las protestas han sido protagonizadas principalmente por estudiantes, en Teherán e Isfahán. Estallaron el sábado, cuando el presidente del país, Hasán Rohaní, reconoció en un tuit la autoría de Irán, por un «error humano», de la tragedia del Boing 737 de la compañía Ukrania Airlines que se desplomó tras ser alcanzado por un misil poco después de despegar del aeropuerto de la capital. Las 176 personas que viajaban a bordo fallecieron. La acción tuvo lugar un día después de que el Ejército del Estado persa lanzara varios misiles contra dos bases militares de Irak, como represalia del asesinato por parte de Estados Unidos del general iraní Solelimani.

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha vuelto a criticar la postura de algunos medios de comunicación y de los demócratas que cuestionan el argumento utilizado por el Gobierno para justificar el asesinato del militar iraní. En un tuit, Trump afirma que «en realidad no le importa» si Soleimani «estaba preparando o no un ataque inminente» contra intereses estadounidenses. El hecho es que el general iraní tenía un «pasado horrible».

DISPAROS / Para las autoridades de Teherán, durante los tres días de protestas «la Policía ha tratado a los manifestantes con paciencia y tolerancia» y «no ha tenido que disparar contra las concentraciones porque la orden dada ha sido la contención», afirmó el comandante de la Policía de Teherán, el general Hussein Rahimi. Las imágenes de vídeos aparentemente tomados el fin de semana muestran a manifestantes heridos y en ellos se escucha el aparente sonido de disparos cerca de la plaza Azadí de Teherán.

Uno de los asistentes a la protesta de ayer en la capital explicó que al menos en su zona los antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos, pero no usaron armas de fuego. Sí se posicionaron en las azoteas de edificios circundantes a la plaza con la probable intención de actuar si era necesario, según este testigo.

El pasado noviembre ya hubo serios disturbios por la subida del precio de la gasolina, fruto de las sanciones impuestas por EEUU contra Teherán, que fueron reprimidos con extrema dureza. Según Amnistía Internacional, al menos 300 personas murieron.