El presidente iraní, Hasan Rohaní, rechazó ayer la opción de dialogar con Washington mientras las sanciones que Estados Unidos impuso a Irán hace un año sigan en vigor. En mayo del 2018, el presidente estadounidense, Donald Trump, decretó la retirada de su país del acuerdo que firmó con otras cinco potencias mundiales -Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China- y Teherán sobre el programa nuclear iraní y posteriormente decretó nuevas sanciones contra Irán que entraron en vigor en agosto y noviembre y que han dañado seriamente su economía.

«Irán está a favor del diálogo, pero si EEUU realmente quiere hablar con Irán tiene que levantar todas las sanciones», ha afirmado Rohaní, que ha calificado las medidas de castigo de «terrorismo». «No es posible sentarse a la mesa de negociaciones con un criminal», ha dicho Rohaní refiriéndose a Trump, a quien ha acusado de sancionar los alimentos y las medicinas, sectores que no son objetivos directos pero que se ven afectados porque las restricciones impuestas por EEUU a las interacciones bancarias dificultan las importaciones.

Debido a las sanciones estadounidenses y a que el resto de países firmantes del pacto nuclear no han logrado contrarrestarlas, Teherán ha dejado de cumplir algunos de los compromisos adquiridos en el acuerdo, entre ellos los límites de reservas de uranio y de su nivel de enriquecimiento. La tensión entre Irán y EEUU -también otros países como Reino Unido- ha aumentado en las últimas semanas con sabotajes contra petroleros que Washington ha atribuido a Teherán y con el arresto de petroleros extranjeros por parte de las fuerzas iranís.

La situación se ha complicado aún más con la presentación de tres nuevas bombas iranís «inteligentes y guiadas con precisión». El ministro iraní de Defensa, Amir Hatamí, señaló en la ceremonia de presentación que la bomba «Balaban» tiene «alas plegables». «Yasin» es «inteligente y de largo alcance». Y «Qaem» puede destruir fortificaciones y objetivos en movimiento.