El presidente iraní, Hasán Rohaní, anunció ayer que su país va a reanudar el enriquecimiento de uranio en la planta de Fordo con la inyección de gas en 1.044 centrifugadoras. La medida supone una nueva reducción de sus compromisos del acuerdo nuclear del 2015. El mandatario precisó que ha dado la orden a la Agencia de Energía Atómica de Irán (AEAI) para que empiece a inyectar gas en las centrifugadoras. Pese a esto, Rohaní adelantó que Irán seguirá negociando con el resto de firmantes del acuerdo (Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania) y que toda su actividad «estará bajo la supervisión del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica)».

La reacción al anuncio de Rohaní no se hizo esperar. Rusia mostró su «preocupación» por el nuevo escenario, al tiempo que dijo «comprender las inquietudes» iranís por las sanciones estadounidenses. La Unión Europea, por su lado, a través de el portavoz de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, exhortó a Teherán «a no tomar medidas que debilitan aún más el acuerdo nuclear, que cada vez es más difícil de defender». Se trata del cuarto paso de Irán, tras los adoptados en mayo, julio y septiembre pasados, para presionar a la otra parte del JCPOA (siglas en inglés del acuerdo nuclear), principalmente a los tres países europeos, para que tomen medidas prácticas para contrarrestar las sanciones estadounidenses. Las sanciones han afectado gravemente a la economía iraní, especialmente al sector petrolífero. Ayer, EEUU sancionó además a figuras próximas al líder supremo Alí Jamenei. EEUU se retiró del pacto en mayo del 2018. «No podemos aguantar de modo unilateral que nosotros cumplamos de modo completo con nuestros compromisos y que ellos no cumplan», afirmó Rohaní, en alusión a que el pacto limita el programa atómico de Irán a cambio del levantamiento de las sanciones.