Los fieles chiís de Irán viajan este año a La Meca para participar a la peregrinación anual o hach, después de que no lo pudieran hacer el año pasado por la negativa de Arabia Saudí a dejarles entrar en su territorio. Los dos países no mantienen relaciones diplomáticas y a lo largo de los últimos años se ha extremado su rivalidad regional. Arabia Saudí, lidera a la comunidad suní de Oriente Próximo, mientras que Irán, defiende los intereses de la minoría chií, un 10% de los más de 1.600 millones de musulmanes del mundo.

No fue hasta el pasado mes de marzo cuando las autoridades de Riad anunciaron su decisión de permitir este año a los iranís participar en la peregrinación, uno de los cinco pilares del islam de obligado cumplimiento al menos una vez en la vida si si tiene recursos económicos para hacer el viaje. En el 2016 se les prohibió entrar en el país, por primera vez en casi tres décadas, después de que una multitud asaltara al embajada de Arabia Saudí en Teherán como respuesta a la ejecución en el reino de un destacado líder religioso chií saudí. Hasta ahora, cada año viajan a La Meca unos 60.000 peregrinos iranís.

Para hacer posible la peregrinación de este año, las dos potencias regionales rivales han debido de resolver una serie de problemas derivados de no tener relaciones diplomáticas, sobre todo porque Arabia Saudí no tiene consulados en Irán para la expedición de visados y tampoco había conexiones aéreas entre los dos países. Tras meses de negociaciones se han autorizado los vuelos y los visados pueden tramitarse a través de internet.

BRAZALETES ELECTRÓNICOS

"Es muy difícil describir mis sentimientos. Estoy feliz de ver a muchos iranís aquí", dice Abbas Ali, un iraní de 54 años en el aeropuerto de Yeda. Según las autoridades iraníes, se espera la llegada de más de 86.000 peregrinos iranís a La Meca. "Los problemas políticos no deben interferir en una obligación religiosa como el hajj , porque todos somos musulmanes", ha añadido.

Irán ha aceptado que sus peregrinos usan brazaletes electrónicos para ser identificados en caso de accidentes. Fabricadas en Irán, estas pulseras llevan información sobre la identidad de los peregrinos y pueden conectarse a teléfonos inteligentes para permitir el acceso a la información grabada allí.

Funcionarios iraníes de la Organización Hajj han pedido a los peregrinos de su país que no "discutan" con la policía saudí en caso de problemas. "Tratamos de separar lo que son las relaciones entre los dos países con la peregrinación", dijo hace unas semanas el ex ministro de Cultura iraní, Seyed Reza Salehi Amiri.