La reina Isabel II cedió y ha autorizado a Enrique y Meghan a organizar su vida al margen de la familia real británica. La pareja podrá vivir durante el periodo transitorio que le pedía entre Canadá y el Reino Unido, con su hijo Archie de 8 meses. Los detalles de este nuevo y complejo esquema, sin precedentes en la realeza británica, se completarán en los próximos días.

«Tanto mi familia como yo apoyamos por completo a Enrique y Meghan en su deseo de crear una nueva vida, como una familia joven» reveló el comunicado de la reina, tras la reunión celebrada en la residencia en Sandringham, a la que había convocado a su nieto Enrique, en un cara cara, en el que también estuvo presente el príncipe Carlos y el príncipe Guillermo.

La soberana señaló que hubiera preferido que la pareja siguiera trabajando «como miembros de la familia real con dedicación completa», pero «respeta y entiende su deseo de vivir una vida más independiente». En el comunicado recordó que «Enrique y Meghan han dejado claro que no quieren depender de fondos públicos en sus nuevas vidas».

El acuerdo alcanzado prevé «un periodo de transición en el que los duques de Sussex pasarán su tiempo entre Canadá y el Reino Unido». Quedan muchos cabos por atar para hacer viable esta nueva situación. «Estos son asuntos complejos por resolver para mi familia y hay más trabajo por hacer, pero he pedido que las decisiones finales se completen en los próximos días», afirmó la reina.

Entre los complicados asuntos por dilucidar están los permisos de residencia, visados, seguridad y pago de impuestos, así como determinar las actividades comerciales que la pareja pretende realizar. También se espera conocer detalles de los arreglos financieros.

ATAJAR LA CRISIS / La aparente cesión de la reina, una mujer muy práctica, tras el enfado inicial, responde a su deseo de atajar cuanto antes está nueva crisis, apenas dos meses después de que el príncipe Andrés hubiera de retirarse de las funciones oficiales con la Corona por su implicación en el escándalo de la red de pederastia de Jeffrey Epstein. La monarca parece haber aprendido también de errores anteriores, como la reacción tardía de la familia real tras la muerte de la princesa Diana, por la que fue tan criticada.

Las discusiones calificadas de «muy constructivas», duraron dos horas y tuvieron lugar en la biblioteca de la residencia privada de Sandringham, en Norfolk, al este de Inglaterra, donde la reina pasa siempre estos meses del año. Durante los últimos cinco días el secretario privado de la soberana, Edward Young, un antiguo banquero, ha estado estudiando posibles planes, en coordinación con el secretario del príncipe Carlos, Clive Alderton y el de Guillermo, Simon Case, antiguo asesor del primer ministro David Cameron.

Enrique está contando con la ayuda de la exdiplomática Fiona Mailwham. Los asesores reales se enfrentan a una situación sin precedentes. El querer llevar a cabo carrera y vida privada siendo al mismo tiempo miembro de la familia real no figura en ningún guion.