Italia ya planifica la recuperación de su economía hundida por la pandemia y que irá acompañada por reformas en la administración pública y con políticas de carácter social. Desde ayer y por espacio de diez días, Gobierno, parte de los partidos políticos, excepto los de derechas, y agentes sociales debaten un plan para el futuro del país. El Gobierno prevé para este año una contracción de la economía de un 8%. Se trata del proyecto más ambicioso jamás acometido por Roma desde el plan Marshall tras la segunda guerra mundial.

El plan del Gobierno italiano cuenta con 102 puntos, agrupados en seis capítulos, para «darle la vuelta» al país. Las reformas buscan simplificar la burocracia, impulsar el sector digital y las energías renovables, mejorar la educación, la sanidad, más ayudas a los más pobres y más y mejores oportunidades de trabajo para las mujeres.

El panorama a corto plazo no es halagüeño. Las previsiones indican que este otoño se incorporen a la lista del paro un millón y medio más de personas, debido al gran número de empresas que no reabrirán sus puertas. Esta situación puede provocar una rebelión social.

De forma directa, indirecta, a fondo perdido o con intereses bajísimos (0,1%), algunos de ellos ya invertidos, hay aproximadamente 312.000 millones de euros que, según Conte, deberían llevar a Italia a un «nuevo Renacimiento».

«Nueva generación UE»

Las ayudas llegan de Europa, 170.000 millones de euros, pero Italia ha puesto otros 480.000 millones. Una cifra que provocará el aumento del déficit que pueda alcanzar a fines de año el 150% del PIB. «Se trata de un proyecto ambicioso», dijo Conte. «La nueva generación UE es una oportunidad para volver a comenzar, depende de vosotros que suceda», dijo la presidenta de la Comisión de la UE, Ursula Von der Leyen. ROSSEND DOMÉNECH