Con la Iglesia hemos topado, Sancho». La frase atribuida tradicionalmente a don Quijote se puede aplicar al enrevesado pulso que el Gobierno populista de Roma está librando con la Unión Europea sobre el caso de los 150 emigrantes que siguen en el barco guardacostas italiano Dicio- tti, después de la reñida autorización para el desembarque de 27 menores el pasado miércoles.

El vicepresidente del gobierno por los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S), Luigi Di Maio, amenazó ayer a Bruselas con retirar los 20.000 millones de euros que Roma aporta anualmente al balance de lso Veintiocho y la Comisión Europea (CE) le respondió que «las amenazas no ayudan y no llevarán a un acercamiento para encontrar una solución». «Existe una obligación clara y legal [de pagar] que los Estados miembros han respetado», dijo Alexander Winterstein, portavoz de la CE.

«No queremos tomaduras de pelo de los demás países de la Unión», declaró Di Maio, subrayando que Italia «entrega 20.000 millones a la UE, de los que vuelven a Italia no más de 10.000 millones». La cifra sobre la «devolución» no tiene en cuenta cuánto recibe Italia de manera indirecta para distintos capítulos, como inmigraciones y fondos diversos de la UE, que Italia utiliza solo en un aproximado 40%, contra el 90% de promedio de España y Portugal.

AMENAZAS // «Las amenazas no ayudan y no llevarán a un acercamiento para una solución de los migrantes a bordo del Diciotti», afirmó Winterstein, que advirtió de que «en Europa las amenazas no sirven de nada y no llevan a ninguna parte». El portavoz añadió que «la única manera de resolver los asuntos en Europa es trabajar juntos de una manera constructiva y con buena voluntad». Encima, Tove Ernst, portavoz de la Comisión para migraciones, informó de que la reunión que ayer celebraron en Bruselas 10 países implicados en la crisis migratoria no había sido organizada para resolver el Diciotti, por lo que no esperamos decisiones».

«No se trata de un Italexit -salida de Roma de la UE-, sino que los ciudadanos nos piden que respetemos el país», rebatió Di Maio. Especificó que «Europa nace alrededor de unos principios como la solidaridad y, si no está en condiciones de reubicar a 150 personas, entonces tiene un serio problema con sus principios».

AUSTRIA Y HUNGRÍA / Incluso el canciller austríaco, que ostenta la presidencia de turno de la UE y que es políticamente cercano al Gobierno populista de Italia, se distanció de Di Maio: «No doy importancia a las amenazas, especialmente a amenazas de este tipo», dijo antes de añadir que en su opinión «no se llegará a ello», es decir a la concreción de las amenazas italianas al presupuesto de la UE. Lo mismo hizo el gobierno xenófobo de Hungría, cercano a los populistas italianos.

La cuestión del Diciotti, nave militar italiana que navegó cinco días en alta mar por la orden de Interior de cerrar los puertos a los inmigrantes y lleva tres días en el puerto de Catania (Sicilia) está dividiendo al M5S, aliados de la Liga en el Gobierno. El presidente del Congreso, Roberto Fico, había dicho que los inmigrantes podían desembarcar sin esperar las respuestas de la UE sobre su reubicación que se podría «realizar posteriormente». «Fico ha expresado sus opiniones, pero el gobierno es compacto», contestó el vicepresidente Di Maio. «¿Fico aislado? Muchos de nosotros piensa como él», anunció Giuseppe Brescia, presidente de la comisión parlamentaria sobre Asuntos Constitucionales.